Un museo de Berlín (Alemania) devolvió un total de 11 obras de arte que fueron subastadas en 1936 sin la autorización de su dueña, la alemana judía Margarete Oppenheim, quien contaba con una de las colecciones de arte más grande y más valiosa de Alemania para ese momento.
Las piezas se encontraban en dos colecciones ubicadas en museos, según anunció la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano. Los herederos de Oppenheim recibieron un total de seis piezas, luego que la fundación decidió comprar cinco entre las que destacan dos de la Escuela del Danubio y una serie de obras de porcelanas del siglo XVIII.
La gran colección de Margarete Oppenheim era muy cotizada, ya que contaba con diferentes obras de reconocidos artistas impresionistas, así como piezas de porcelanas, esculturas y algunos trabajos hechos a base de plata.
En su momento, la familia Oppenheim se vio obligada a vender las obras de artes por la presión que ejercieron las fuerzas nazis ,y con el tiempo los objetos llegaron al Staatliche Museen zu Berlin. Esta situación reveló que la subasta no se hizo por voluntad propia, sino que fue motivada por una persecución, indicó el presidente de la fundación, Hermann Parzinger, al portal Enlace Judio.
Asimismo, se conoció que la devolución se hizo entre los herederos de Oppenheim y los abogados de Parzinger, tras un acuerdo amistoso basado en la Declaración de Washington.
Hasta la fecha, la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano ha regresado más de 350 obras de artes y más de 1.000 libros a los familiares de diversos coleccionistas judíos que fueron perseguidos por los nazis.
Una situación similar se vive actualmente en Suiza, donde los herederos del judío Curt Glaser se encuentran en disputa con el museo de Berna por el arte que perteneció al coleccionista.