La niña del Bronx lloró mucho para realizar su sueño, finalmente lo lo logró. Desde que era una nena, Jennifer López descubrió que le gustaba bailar y, aunque su familia no la apoyó, siguió adelante.
Su primer contacto con el medio artístico fue a los 15 años, cuando ganó el casting para la película My Little Girl. En esta cinta no dijo una sola línea pero le sirvió para reafirmar su deseo de convertirse en una gran estrella.
A los 18 años, su madre, Guadalupe Rodríguez, la echó de la casa porque no quería ir a la universidad. A ella sólo le interesaba bailar frente al espejo de su habitación. Así que se fue a Manhattan y entró al estudio de danza Kips Bay Boys & Girls Club de Lucile Palmaro, donde además le permitieron vivir por unos meses.
Cuatro años más tarde era bailarina de respaldo de la legendaria agrupación estadounidense New Kids on the Block. Asistió a muchas audiciones y su constancia le rindió frutos al lograr el papel de una bailarina en el programa humorístico In Living Color (1991). Este fue el inicio de la carrera internacional de “la Guitarra”, como le llamaban desde muy pequeña por su curvilíneo cuerpo.
Luego de esta serie, hizo maletas para enrumbarse en una gira mundial como bailarina de Janet Jackson. También bailó para MC Hammer y participó en videos musicales durante la década de los noventa.
Su gusto por el baile no ha cambiado y por ello es uno de los elementos fundamentales de su carrera. Ahora, como la estrella principal, sigue conquistando el escenario y sus espectáculos están cargados de impresionantes coreografías.
Es muy cuidadosa en la elección de sus bailarines y trabaja conjuntamente con sus coreógrafos para montar los bailes. Además de presentarse en las ciudades más importantes del mundo también tiene su residencia en Las Vegas.