Los climas fríos, sin temperaturas extremas, pueden ayudar a que la piel luzca mucho mejor. Cuando el frío es tolerable actúa como un astringente o un tónico, disminuye la cantidad de grasa y minimiza los poros.
En estas condiciones, el cuerpo trata de mantener su temperatura, por lo que hay una vasoconstricción, principalmente de los vasos que se encuentran en la periferia, como los de la nariz, los dedos de las manos y los pies.
Además, este tipo de clima activa la circulación porque los vasos sanguíneos reducen su grosor. Gracias a ello las zonas en las que se presenta hinchazón se desinflaman rápidamente, como pueden ser los párpados, el mentón y los dedos.
Cuando refresca la temperatura, la piel se mantiene tersa y radiante porque la epidermis se relaja. Esto da una apariencia más juvenil y genera un efecto sellante en los poros, previniendo que se tapen con impurezas. Además, revitaliza el cabello, reduciendo el frizz.
Otro beneficio asociado a los días más frescos es el descanso. Algunos estudios científicos demuestran que la temperatura del cuerpo humano disminuye aproximadamente dos horas luego de conciliar el sueño y si el clima lo complementa el descanso será mucho mejor.
Una tendencia de belleza que siempre está vigente es el all-natural-look, pero para lucirla es necesario tener un cutis lozano y con algo de color en las mejillas. Esto se obtiene naturalmente durante las temporadas más frías del año cuando las personas se ven sonrojadas.
Para potenciar todos los efectos del clima frío es muy importante utilizar crema hidratante a diario para evitar la resequedad y la aparición de arrugas –esto aplica para todo tipo de piel-. También es importante mantener todo el cuerpo hidratado, bebiendo agua y jugos naturales frecuentemente así como utilizar protector solar porque los rayos UV penetran las nubes.