Es una tendencia cada día más creciente incorporar un sérum en la rutina de belleza para el cuidado de la piel. Este producto debe usarse tanto por la mañana como por la noche para combatir los estragos que deja el día a día.
La razón por la que es más eficaz que una crema es porque está formulado con una textura mucho más fluida y ligera para que penetre de manera más rápida y profunda en la superficie de la piel. De esta manera, sus ingredientes concentrados actúan en mayor medida.
Lo mejor es aplicar el sérum facial en primer lugar y sobre la piel limpia para que sus activos estén en contacto directo con la piel y que no exista una barrera previa -como una crema- que dificulte su absorción. Se debe aplicar en el rostro, el cuello y el escote en pequeñas cantidades y, como la mayoría de las cremas, puede tener efecto antiarrugas, revitalizante o efecto lifting, por ejemplo.
Si se incluyen ambos cosméticos en el cuidado diario, en muchos casos, el sérum multiplicará los resultados de la crema. Sin embargo, se puede utilizar solo el sérum para un cuidado más ligero.
El sol, la contaminación y los radicales libres le quitan vitalidad y belleza a la piel. Es importante acotar que estos radicales actúan todo el tiempo, aunque la persona no esté al aire libre.
Entre las once de la noche y las dos de la mañana la piel se encuentra en su punto más activo del día. Mientras el cuerpo descansa, la piel aprovecha para renovarse. El sérum le proporciona un extra de estimulación para que la renovación de los más de 200 millones de células de piel que hay en el rostro sea lo más óptima posible. Además, la piel estará mucho más radiante a la mañana siguiente.