Un numeroso grupo de bañistas de la playa de Scheveningen, Holanda, realizó el tradicional chapuzón en sus aguas heladas, como parte del Día de Año Nuevo en el Mar del Norte. Este concurrido evento anual se cumple desde la década de los sesenta por cientos y miles de holandeses.
Para muchas personas, resultan ser los más valientes de la zona por exponer sus cuerpos a las bajas temperaturas del aire, y posteriormente de las heladas aguas. Es sin duda un baño intenso no apto para débiles… y si por casualidad alguno de ellos todavía presenta la resaca de nochevieja, les aseguramos que se le pasará una vez se sumerja por completo en la costa.
Este año hubo una participación de al menos diez mil personas, quienes usaron un singular y simpático gorro anaranjado, muy parecido al de Santa Claus. Al momento de darse la señal, salieron corriendo “como locos” para meterse de cabeza al agua. En medio de tanto alboroto, se escuchaba a los participantes decir: “Por Dios, esto es horrible”, “¿Qué hago acá, es una locura?”, “Está muy fría el agua”, entre otras frases más espontáneas e imposibles de colocar en público.
No es la primera vez que un evento así ocurre, debido a que en los años veinte unos canadienses hicieron lo propio en su país, un primero de enero. De ahí, se esparció por varias naciones hasta llegar a Holanda, donde se practicó el primer chapuzón en Zandvoort. Desde esa fecha, otros más se animaron a seguir la tradición en distintos sitios de su territorio, el Día de Año Nuevo.
“Hace unos cinco años, un par de buenas amigas me preguntaron si quería ir con ellas, y desde entonces no me he perdido ni uno, de lo que recuerdo. Por mí, cuanto más fría está el agua, mejor. Después del chapuzón siento que renací, me siento lista para empezar el nuevo año”, explicó una lugareña, Angela Van Vliet, a un medio de comunicación local.