El espectáculo argentino está de luto: Claudia Schijman, actriz de enorme trayectoria y querida por colegas y alumnos, murió a los 66 años. La noticia fue confirmada por la Asociación Argentina de Actores y Actrices, que la despidió con un emotivo mensaje en redes sociales y destacó su legado en la cultura nacional.
“Con profunda tristeza despedimos a la actriz y docente Claudia Schijman. En sus más de tres décadas de trayectoria artística se lució en teatro, televisión, plataformas, publicidad y cine. Nuestras sentidas condolencias a sus familiares y seres queridos”, expresó la entidad, acompañando el mensaje con imágenes y recuerdos de la artista.

El impacto de su partida se sintió fuerte, sobre todo por su reciente participación en la serie El Eternauta, donde integró el grupo que se refugia en la parroquia San Isidro Labrador adonde llegar Juan Salvo en el tercer episodio.
Nacida el 8 de agosto de 1959, Claudia Schijman fue mucho más que una actriz: fue docente, autora y referente de varias generaciones. Se formó con grandes maestros como Norman Brisky, Ricardo Bartis y Guillermo Angelelli, y supo atravesar distintas épocas de la comedia y la actuación, dejando su sello tanto en el teatro como en la televisión y el cine.
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Su debut televisivo fue en el recordado ciclo El Palacio de la Risa, junto a Antonio Gasalla, donde demostró su talento para la comedia y su versatilidad interpretativa. A lo largo de los años, participó en éxitos como Verdad Consecuencia, Disputas, Por amor a vos, Juanita la soltera, Ambiciones, Soy tu fan, El Eternauta y Menem. Cada papel, ya fuera en la comedia o en la ficción dramática, estuvo marcado por su naturalidad y carisma, lo que le valió el respeto de sus pares y el cariño del público.
En la pantalla grande, Claudia Schijman también dejó su marca con actuaciones en películas como Evita, Corazón iluminado, Diario para un cuento, Pendeja, payasa y gorda y Mi reino por un platillo volador, entre otros títulos. Su ductilidad y capacidad para explorar personajes diversos la convirtieron en una actriz muy valorada por directores y espectadores.
Pero su compromiso con el arte fue mucho más allá de los escenarios. Como docente, compartió su amor por la actuación en talleres, seminarios y espacios culturales de Buenos Aires. Fue una presencia clave en instituciones como el Hospital Borda, la Clínica Psiquiátrica Santa María, el Centro Cultural Ricardo Rojas y el Centro Cultural Recoleta, donde enseñó y transmitió sensibilidad, generosidad y vocación a nuevas generaciones de actores y actrices.

En el teatro, Schijman brilló en obras como Brebaje, Erecto, Las descamisadas, una gesta, Éxodo y Yo escribo. Vos dibujás, sumando escenarios independientes y oficiales y cosechando elogios por su creatividad, presencia y capacidad de renovar la escena con propuestas arriesgadas y cercanas al público.
La noticia de su fallecimiento generó una ola de mensajes en redes sociales. “Que brille para ella la luz que no tiene fin”, “Excelente artista del rubro”, “Me encantaban los papeles que le tocaban”, “Inmensa actriz. Su partida es una gran pérdida”, fueron algunos de los comentarios que se multiplicaron al conocerse su muerte.
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