Danielle, una ciudadana de Reino Unido de 41 años, se casó en mayo de 2019 con su gran amor, Jake Wyatt. Feliz y orgullosa, lució el vestido de novia de sus sueños. Pero tanto amaba esta mujer al traje que decidió no confinarlo a una placard, sino usarlo cuantas veces sean posible.
Pero lejos de volver a lucirlo en ocasiones especiales, Danielle comenzó a ponerse su vestido de novia cada vez que lo deseaba, sin importar que fuera a diario. Su idea y premisa es que llevarlo a diario ayuda a “mantener vivo el romance y la atracción” con su pareja.
Segura de su elección, la mujer incluso ha trabajado en su jardín con el traje puesto y hasta con botas de goma. Aunque le costó cerca de mil libras esterlinas, Danielle no considera que pone en riesgo su capital al usarlo para las tareas domésticas.
Y como le ha dado resultado, ahora la británica, en diálogo con el medio The Mirror, insta a otras mujeres a hacer lo mismo. “Es un vestido de £ 1,000, pero no veo el sentido de simplemente envolverlo y luego que alguien lo encuentre cuando yo esté muerta”, afirma.
“Me parece gracioso que la mayoría de las novias sean tan preciosas con su vestido y esté empacado y nunca se lo quieran volver a poner, y se convierta en algo que simplemente ya no tocas”, concluye esta singular y eterna novia.