Residente desde hace tiempo en Tailandia, el músico británico Paul Barton decidió agasajar a cientos de monos salvajes con un concierto de piano en Lopburi. Con la idea de calmar a un público bastante inquieto, el artista no logró, sin embargo, dejar de ser acosado por los hambrientos animales.
Y es que mientras uno de los macacos le agarraba del pelo, otro le robaba las partituras. Así y todo, el pianista no dejó de tocar jamás, clásicos como Para Elisa de Beethoven.
Según contó el músico, el contexto pandémico generado por el coronavirus alejo a los turistas quienes habitualmente alimentaban a los primates.
“Ha sido increible, dice, estar rodeado de ellos. Una magnífica oportunidad poder ver cómo la música los calmaba, asegura. Se calmaban pero también mordían el piano, mordían la partitura y hasta querían llevársela.
Tenemos que hacer un esfuerzo para asegurarnos de que comen adecuadamente. Cuando lo hagan estarán más tranquilos y serán menos agresivos”, explica Barton, de 59 años, a la agencia Reuters.
El músico conoce bien a los animales, para los que interpretó piezas de Mantovani, Beethoven o Nyman. Barton tocó en cuatro lugares de la provincia de Lopburi, incluyendo un viejo templo hindú, un almacén y un teatro abandonado.
“Me sorprendió descubrir que los monos se estaban comiendo la música mientras yo tocaba”, afirma. No son los primeros animales para los que toca. Durante más de una década, ha interpretado a Bach, Schubert, Chopin y otros compositores en santuarios de elefantes.