Adele es una de las grandes voces de su generación. El reconocimiento de la industria y sus numerosos premios, la ubican entre las más poderosas celebridades de la música. Pero, apartando las luces y el espectáculo, existe un lado de ella que muchos aplauden.
Por ejemplo, se habla de su humildad y de sus constantes sorpresas a sus admiradores. Una vez en uno de sus conciertos, dejó cantar a Emily Tammam, una niña de 12 años con autismo y TDAH.
Los presentes grabaron el evento, que se volvió viral muy pronto. La nena interpretó Someone Like You, y enterneció a quienes disfrutaron la experiencia en vivo. Ella estaba entre el público con un cartel que decía: “Es mi sueño cantar con Adele”, y vaya que se le cumplió.
El padre de la niña, Ray Tammam, dijo más tarde a la prensa: “Adele es su cantante favorita. Ella lucha constante con situaciones sociales, pero sorprendentemente canta en público. Adele fue muy amable al hacer eso por ella”.
Otra de las veces cuando Adele hizo algo noble por sus fanáticos, fue a finales del 2015. Ayudó a Tracy Gibney en una campaña para su hija Rebecca que sufre de parálisis cerebral y epilepsia.
Antes de realizar uno de sus conciertos, se detuvo en casa de Gibney para visitar a la nena.
Estuvo por varias horas y ofreció boletos, para que los familiares de la chica acudieran esa noche al show. Así la londinense es capaz de llevar alegría, o ayudar de forma desinteresada a quienes lo necesiten.
Y si tocamos su lado más light, no podemos olvidar cuando se disfrazó de sí misma, para ingresar en una competencia de imitadores de Adele, donde sus contrincantes estuvieron felices de poder escucharla y conocerla personalmente.