La fotodepilación es, de momento, el método depilatorio más efectivo. Cuando el haz de luz láser o IPL interacciona con el vello, la energía lumínica es absorbida por la melanina transformándose en calor que destruye la raíz del pelo.
La IPL o luz pulsada es un haz de luz incoherente, como la luz de una bombilla, que tiene muchas longitudes de onda en el mismo equipo; es muy versátil y más difícil de aprender a manejar por parte del especialista. Mientras que el láser tiene una única longitud de onda muy pura, que varía de un equipo a otro y con diversos nombres comerciales, y emite un haz de luz coherente, siempre el mismo.
Para destruir un folículo piloso y las células madre que lo regeneran hay que alcanzar una temperatura concreta en un tiempo determinado. Si se consigue nunca volverá a salir, por lo que si la zona no crea pelo nuevo la depilación es definitiva.
Sin embargo, si hormonalmente se genera vello nuevo, como es el caso del hirsutismo de las pacientes con ovario poliquístico, es necesario realizar sesiones de repaso.
Josefina Royo, directora médica del Instituto Médico Láser, comenta que el láser puede hacer efecto durante un periodo de tiempo largo, pero el vello puede reaparecer de nuevo cuando los ciclos hormonales lo impongan.
Sobre las pieles claras con vello oscuro, la fotodepilación es prácticamente infalible. De momento, aclara Royo, no existe ningún equipo láser capaz de eliminar el vello rubio, pelirrojo o canoso. Incluso, se hicieron pruebas tiñendo el pelo con ayuda de la electroporación, pero no resultaron.
La pérdida de pelo de forma permanente en cada sesión suele ser del 25% al 30% de los folículos tratados. Por ello, el número de sesiones a realizar suelen ser entre 4 y 6 sobre la misma zona, con intervalos aproximados de 2 meses.