El contorno de los ojos es una de las áreas que las mujeres cuidan más porque su apariencia influye en cómo luce el rostro: cansado o radiante, desarreglado o perfecto, joven o avejentado.
Se trata de una zona muy sensible y propensa a mostrar signos de deshidratación, en la que aparecen las temibles ojeras, las bolsas en párpados y las líneas de expresión. La piel es muy fina porque su película hidratante es muy pequeña, ya que no contiene suficientes glándulas sebáceas y sudoríparas.
Además su microcirculación sanguínea funciona de forma más lenta, lo que se traduce en que el drenaje de la zona sea siempre insuficiente. Y esta condición va empeorando con la edad.
El parpadeo constante, entre doce y veinte veces por minuto o unas doce mil veces al día, la somete a una gran carga de estrés. Todo esto altera las fibras de colágeno y elastina, provocando pérdida de elasticidad y un problema de distensión.
También hay que considerar que esta área está expuesta todo el tiempo a las condiciones atmosféricas -frío, sol, viento- así como a la contaminación ambiental. Estos factores actúan provocando que el proceso de envejecimiento cutáneo se acelere y se produzca mucho antes que en el resto del rostro.
Cuando el contorno de ojos se hidrata en profundidad se logra una mirada fresca y descansada durante todo el día. Por ello, es muy importante utilizar productos para hidratarla como los bálsamos con textura en gel, que tienen un efecto anti-bolsas y anti-ojeras, y se pueden utilizar en la mañana y/o noche.
Para multiplicar su efecto, se debe dar un masaje circular con la punta de los dedos. Comenzando por el interior de la zona del contorno de ojos hasta el exterior en la parte inferior.
Estos productos se adaptan a personas con pieles y ojos sensibles, ya que no contienen parabenos ni perfumes y son hipoalergénicos. Además lo pueden utilizar con lentes de contacto.