Parece mentira, pero el vestuario de los equipos participantes en la Copa Mundial de la FIFA es casi tan importante como los juegos y resultados del torneo en sí. A lo largo de la historia de esta popular cita deportiva, han ocurrido momentos destacados entre selecciones, relacionados al tema de sus camisetas, y acá te lo mostramos. Seguí leyendo.
Mala decisión
Para los mundiales de 1970 y 1986, celebrados en México, los equipos estaban preocupados por el caluroso clima del país latino. Inglaterra pidió que sus camisetas fuesen hechas por Aertex, con tela liviana de orificios pequeños para mantenerse ventilados.
Los uniformes ingleses -en aquellos días- fueron uno totalmente blanco, otro azul celeste y un tercero de color rojo que lo dejaron como última opción, pues pensaron que mientras más delicado era el tono, menos calor y agotados estarían.
El problema surgió cuando Inglaterra salió a enfrentar a Checoslovaquia con las camisas azul cielo, que no dejaron a su enfrenador Sir Alf Ramsey distinguir a sus chicos desde su posición en el campo de juego.
Otra consecuencia de esta mala decisión, fue que a los televidentes, que en su momento disfrutaban del partido en TV blanco y negro, les costó distinguir a los equipos durante la trasmisión.
A última hora
La oncena Argentina también recurrió a Aertex para la competencia de 1986, con el que contaban para reproducir las icónicas camisetas de franjas azules y blancas. Luego de que la albiceleste venciera a Uruguay por 1-0, habían usado una camiseta azul de algodón que para el entrenador Carlos Bilardo no era cómoda.
Éste último solicitó que el equipo tuviese camisas más livianas, pero faltando tres días para el partido contra Inglaterra resultaba imposible. Entonces, Rubén Moschella, miembro del cuerpo técnico emprendió una búsqueda en la capital mexicana para encontrar el atuendo ideal.
Regresó con su gente y les mostró dos uniformes de diferentes tonos de azul. La leyenda Diego Armando Maradona señaló uno de ellos y dijo: “Es una bonita camiseta. Derrotaremos a Inglaterra con esa”. Más tarde ese día, se le agregó de forma improvisada la insignia de la Asociación Argentina de Fútbol (AFA, por sus siglas en inglés), y los números plateados en la espalda.
Horas después se vino el gol de “La Mano de Dios”, seguido por el que muchos consideran es la mejor anotación de la historia, con camisas compradas a última hora en las calles de Ciudad de México.
Confusión de colores
En 1978, Francia y Hungría estaban por enfrentarse en el último partido del grupo 1 en Argentina. Media hora antes del juego, el centrocampista francés Henri Michel se percató que el contrario llevaba camisetas blancas, como se suponía que lo harían ellos.
El jugador consultó con sus compañeros, quienes junto con el staff técnico ya habían establecido oficialmente el color de su uniforme para ese encuentro. Pero, por una confusión debieron cambiar su camiseta al final sin ningún reemplazo cerca.
La situación hizo que se retrasara el juego, mientras que rápidamente un miembro del conjunto francés se dirigió al Club Atlético Kimberley, que regaló a la oncena sus camisetas de rayas verdes y blancas para que las usaran.
Dominique Rocheteau, uno de los goleadores de la victoria de 3-1 ante Hungría, había llegado al estadio -en un principio- con el número 18 en su poder, y ahora portaba unos pantalones cortos azules y una camiseta a rayas con el número 7 en su espalda.

Gesto confuso
Para el Mundial de 1930, la oncena boliviana llegó a la competencia con camisetas blancas, sus respectivos números en el dorso y grandes letras en el pecho, que en línea formaban la frase Viva Uruguay, como parte de un homenaje a la nación sede.
Lamentablemente, los latinos no pudieron vencer a su rival yugoslavo, que se dio un gustazo con aquel 4-0. Además, no vistieron sus “originales” camisetas, debido a que su oponente, Brasil, llevaría blanco. En un gesto noble, Uruguay le dio a cada jugador un uniforme de color azul cielo.