Sin duda, la sonrisa es una carta de presentación que puede abrir muchas puertas, por ello es importante el cuidado de los dientes. Para tenerlos blancos como perlas es necesario seguir algunas recomendaciones para poder reír con gusto.
Tener los dientes blancos es algo más sencillo de lo que se imagina pues todo va de la mano de un buen cepillado. A todos los niños se les habla de la importancia de una buena salud dental. Pero generalmente olvidan cosas tan simples como cepillarse luego de cada comida, usar el hilo dental y los enjuagues bucales.
Hay métodos de blanqueamiento que son rápidos, seguros y personalizados para cada paciente. Sin embargo, varían según la tonalidad del color de los dientes, el color de piel y la genética.
Además hay que considerar que ciertas sustancias hacen que con el tiempo los dientes se pongan amarillos y con manchas. Como el café, el té, los vinos tintos y los refrescos. Algunos alimentos también contribuyen, pero el tabaco es uno de los factores que más daño le hace al esmalte de los dientes.
Antes de realizar un blanqueamiento dental es importante verificar que no se tengan caries, que las encías están sanas, que la sensibilidad de los dientes no es excesiva y también se debe hacer una limpieza bucal previamente.
Después de blanquear los dientes a una tonalidad más clara, se debe seguir cuidando el estado del color, usando productos especiales y manteniendo hábitos con cremas dentales y enjuagues bucales.
La calidad del blanqueamiento dental va a depender mucho de las causas originales del oscurecimiento. Si el paciente tiene coronas estas no cambian con el tratamiento y lo mejor es cambiarlas después de terminar este proceso. En todo caso, es fundamental el mantenimiento y cuidado posterior para evitar que el efecto se pierda y reforzarlo cuando sea necesario.