La piel durante el embarazo tiene un brillo especial. De hecho, son justo los 9 meses en los que la piel se ve más tersa, estirada y brillante. Sin embargo, tras el parto todo cambia.
El brillo se transforma en ojeras y se cambia ese efecto lifting por la felicidad de ser madre. Recuperar el peso que se tenía antes del embarazo, dependiendo de cada persona, se puede conseguir con ejercicio, dieta y esfuerzo pero, ¿qué pasa con la piel?
Para entender lo que sucede durante el embarazo es útil imaginar una liga de pelo que, tras miles de vueltas alrededor de la coleta, se estira. Y ya no volverá a su tamaño original. Después de 9 meses estirada, al volver a su forma natural, la textura de la piel se resiente y, aunque el cuerpo tiene memoria y vuelve a su ser, la tersura no se recupera tan fácilmente.
Hay algunas cosas que se pueden hacer para ayudar a recuperar la elasticidad. Por ejemplo, realizar suaves exfoliaciones para que la piel admita mejor el tratamiento o elegir cremas que contribuyan a recuperar la firmeza con ingredientes nutritivos como los aceites vegetales. Los mejores aceites son el de argán, de jojoba, de almendras, de rosa mosquete y karate.
Además, se pueden usar cremas reafirmantes que ayuden a la piel a mantener el agua en las células y en la reestructuración, como el colágeno, la centella asiática o la elastina.
El postparto es el momento propicio para renovar la piel. La epidermis necesita liberarse de las células muertas e impurezas que se han ido acumulando en la superficie.
Además, las estrías de aparición reciente pueden mejorar si reciben los cuidados adecuados y la constancia es clave en su tratamiento. La crema se debe aplicar dos veces al día con movimientos circulares en los glúteos y piernas, abdomen y parte baja de la espalda.