Desde el 14 de julio Inglaterra permitió la reapertura de sus pubs, aunque con la obligación de implementar medidas de distanciamiento físico debido al coronavirus. Entre las nuevas pautas figuran minimizar el contacto del personal con los clientes y también reducir el tiempo que la gente pasa dentro del local.
Sin embargo, el propietario del Star Inn, un pub ubicado en St Just, pueblo del suroeste de Inglaterra, decidió ir más lejos. Y es que, muy preocupado por los contagios, el hombre no dudó en instalar una valla eléctrica delante de la barra de tragos para asegurarse de que nadie dude en respetar las normas vigentes.
“La valla está ahí para mantener la distancia social. Antes de que la instaláramos, la gente no seguía las medidas de higiene y de seguridad y hacían lo que les daba la gana, pero ahora se lo toman más en serio. Es por el bien de todos”, explicó Johnny McFadden, el dueño del pub, al medio Cornwall Live.
“Tengo una barra muy pequeña. Todo el mundo está acostumbrado a sentarse junto a la barra, apoyándose en ella. Ahora no pueden hacerlo. Las cosas han cambiado”, agregó el hombre. Aunque la valla no está encendida, McFadden dijo que la misma lógica que funciona en las granjas cercanas del condado de Cornualles (“Cornwall” en inglés) funciona también para los bebedores del local.
“Mientras haya una señal de advertencia en una valla eléctrica y se le advierta de ello, es totalmente legal. Y está el factor miedo… Funciona”, concluyó el pragmático hombre, quien asegura que “la gente es como las ovejas. Las ovejas se mantienen alejadas, la gente se mantiene alejada.”
