La exfoliación y la hidratación son los cuidados básicos que deben aplicarse para que los codos y las rodillas estén libres de rugosidades y manchas oscuras.
En ambas áreas hay mayor presencia de melanocitos, las células que producen melanina, la sustancia que pigmenta y protege a la piel del sol. Por eso son oscuras. Además tienen pocas glándulas sebáceas, distribuidas de forma irregular, por lo que suelen ser zonas poco lubricadas que tienden a estar resecas y ásperas con regularidad.
Como realizan movimientos de extensión y tensión constante poseen más fibras elásticas. Esto, unido al roce con la ropa y que son zonas de apoyo, hace que la piel sea más gruesa, más fuerte, pero no menos sensible.
Los pliegues que se forman no son arrugas, pero sí es cierto que con la edad aparece la flacidez. La piel de las rodillas también se pone flácida, con celulitis y hay retención de líquidos y aumento de volumen por acumulación de grasa.
Como mínimo, deben exfoliarse una vez a la semana para retirar todas las impurezas y células muertas que se acumulan, las cuales no se desprenden solas por los pliegues en ambas zonas.
Esto evitará que los pocos vellos que tienen se atrofien en los poros creando puntos negros. Para la exfoliación es necesario humedecer la piel con agua tibia y con una esponja vegetal realizar un suave masaje circular.
La hidratación en cambio debe ser a diario y, si es posible. varias veces durante el día. Si se aplica una dosis generosa de una buena crema corporal, la piel de los codos y las rodillas se mantendrá más humectada y por ende más elástica, más suave, más tersa, más lisa y más joven.
También es recomendable acudir, una vez al mes, a un centro de estética para el tratamiento de peeling o aplicar mascarillas nutritivas, de cacao u otro ingrediente, que las aclare y las suavice en profundidad.