A veces resulta muy complicado mantener el esmalte de las uñas en buen estado, luego de hacer la manicura. Por ello, es necesario tener algunos cuidados especiales.
Las uñas son más resistentes cuando están cortas, pues es menos fácil tropezarlas y partirlas. Además deben estar perfectamente limadas para evitar que se hagan capas y que no estén bien selladas en el borde para que no se desconchen.
Los productos de limpieza dañan la piel y las uñas debido a los químicos que contienen y tener las manos constantemente en agua tampoco ayuda demasiado, por ello deben utilizarse guantes para ciertas actividades.
Uno de los problemas que hace que las uñas estén débiles es la deshidratación. Una uña deshidratada es más fácil que se parta y que se abra en capas, haciendo que se levante también el esmalte. Para evitarlo, lo mejor es seguir una rutina de hidratación con aceites.
Antes de aplicar el esmalte, las uñas deben estar limpias de cualquier tipo de producto, sobre todo los grasos, como pueden ser las cremas o los aceites, para que se pueda adherir bien.
Los esmaltes son muy delicados a los productos que contienen alcohol como los perfumes o los desinfectantes en gel, por ello deben evitarse todo lo posible. Además algunas cremas pueden hacer que se vean más mate.
Aplicar dos capas de esmalte es clave para lucir perfectamente el color. Para que esas dos capas se vean perfectas y duraderas deben hacerse finas y esperando a que se seque perfectamente la primera antes de aplicar la segunda. Ahora hay una gran variedad de esmaltes y diseños para elegir el que mejor combine con la vestimenta o la temporada del año.
Finalmente para proteger, sellar y dar más brillo, el top-coat es todo un imprescindible para lograr una manicura perfecta y más duradera.