Cuando se emprende un viaje en avión no todo es color de rosa. Por ejemplo, las horas de vuelo no solo impactan en el cuerpo, sino también directamente en la piel, especialmente en el rostro, donde se ve reflejado el cansancio producto del viaje ya sea en ojeras, piel amarillenta o reseca, entre otros.
Lo primero que se debe tener en cuenta es que dentro del avión la humedad suele ser más baja que en condiciones normales, lo que podría generar deshidratación debido a la sequedad concentrada en la aeronave. Por eso si se tiene una piel sensible y seca era sequedad en el avión se traducirá en forma de tirantez; mientras que si se usan gafas los ojos llevarán la peor parte al presentar molestias y verse más secos.
Por todas estas razones la hidratación es fundamental cuando se viaja en avión. Lo mejor es tomar abundante agua y evitar las bebidas que contengan alcohol, porque este lo que hace es generar más deshidratación.
De igual forma se sugiere el uso de cremas que permitan mantener hidratado el rostro, otra para las manos y también consentir los labios con bálsamos.
Aunque parezca algo extraño, cuando se viaja en avión no significa que no estés exenta de llevar sol sobre todo si estás del lado de la ventana. Por eso, si es el caso, lo ideal es usar protectores solares para la piel, especialmente los de más alto espectro que bloquean los rayos UVA y los UVB. Pese a que los primeros, los UVA, no van a quemar la piel, sí tienen un impacto negativa en esta generando desde las arrugas, las manchas y hasta provocan que la piel se cuartee.
Recuerda que no basta con aplicar estos productos sobre la piel, también debes considerar viajar con la ventanilla preferiblemente cerrada para frenar la entrada de los rayos de sol.