Juana Repetto atraviesa un fin de semana cargado de emociones que la coloca frente a uno de esos momentos que redefinen la maternidad. Entre la preparación del primer viaje largo de Toribio y la llegada del primer objeto propio de su bebé en camino, Timoteo, la actriz compartió en redes un relato auténtico, vulnerable y profundamente humano sobre lo que vive puertas adentro.
Todo comenzó cuando contó que será la primera vez que Toribio pase cuatro días lejos de casa, ya que viajará con su papá, Sebastián Graviotto, y la familia de él a un campo. Mientras a Toro lo invade la emoción del plan, para Juana es una mezcla de orgullo, alegría y nerviosismo.
EL PRIMER VIAJE DE TORIBIO: ENTRE LA EMOCIÓN Y EL NERVIOSISMO
“Estoy re movilizada. Toro se va mañana por primera vez, cuatro días… Estoy nerviosa, la ruta, que se vaya lejos tantos días. Él está fascinado, nada que le importe menos que yo en este momento. La va a pasar bomba, pero a mí me tiene re movilizada. Soy una boluda”, expresó entre risas y sinceridad.

Belisario, el hijo del medio, se quedará en casa porque todavía no durmió fuera y porque coincide con el cumpleaños de su mejor amigo. Con esa organización doméstica sobre la mesa, Juana mostró la montaña de ropa y objetos que debe preparar: abrigos, traje de baño, gorra, protector solar, repelente y un sinfín de ítems que cualquier madre reconoce. En plena logística surge la pregunta del millón: ¿mochila o carry on?
“Toro no quiere llevar carry on. Quiere llevar mochila. Bueno, lo voy a intentar… Si no entra, lo paso al carry on”, dijo mientras acomodaba todo, compartiendo ese detrás de escena tan cotidiano como tierno.
LA EMOCIÓN DE LA LLEGADA DEL PRIMER REGALO DE TIMOTEO
Pero el día no terminó ahí. Mientras avanzaba con el equipaje, Juana recibió el primer objeto propio de Timoteo, el cochecito. Y la simple llegada de este paquete abrió una ventana emocional inesperada.
“Me di cuenta de que es lo primero que tiene Timoteo, ¿entienden? Hasta la cuna era de Beli. La ropa también es heredada. Es el tercero y no tiene nada propio”, contó conmovida. Recordó que en su primer embarazo tenía todo listo a los seis meses: cuarto armado, lista para la clínica, ropa nueva. Hoy, entre la crianza y el día a día, notó que aún nada en su casa pertenecía exclusivamente a Timo.
Por eso quiso abrir el cochecito, armarlo y verlo allí, como una señal concreta de que Timoteo ya tiene su lugar. “Cuando abría la ropa de Beli, me acordaba de Beli. La de Toro me llevaba a Toro. Este cochecito es lo primero que es de Timo”, explicó.
Sin embargo, decidió no hacerlo sola. Va a esperar a Toribio para armar el cochecito juntos, como un pequeño ritual familiar para recibir lo nuevo. Un gesto que, para ella, simboliza unión, acompañamiento y pertenencia.




