El debut de Adrián Suar (57) como director de teatro será a lo grande, con Soledad Villamil (56) , Julieta Díaz (47) y Pilar Gamboa (45) como protagonistas de Las Hijas, la obra escrita por la rosarina Ariadna Asturzzi (37).
En una charla distendida, donde las risas, miradas cómplices y confesiones abundaron, las artistas que harán de hermanas adelantaron los secretos de la obra que se estrenará el jueves 11 en el teatro Maipo, y que en principio solo estará 13 semanas en cartel.
-Soledad, ¿es una obra hecha a medida de ustedes tres? Porque la autora es argentina y está con ustedes...
Villamil: -La autora es Ariadna Asturzzi, es una obra que no sé si es a medida nuestra, pero creo que damos muy bien cada una con el rol que le tocó. Y además somos muy buenas actrices, con lo cual si no fuera así también lo haríamos bien.

-¿Por qué es Las Hijas?
Villamil: -Porque somos tres hermanas en la obra, con una madre que está empezando a tener algunos síntomas de senilidad. Eso las preocupa y tienen que tomar algunas decisiones acerca de esa madre. La obra retrata esas horas, ese momento en el cual ellas se reúnen a hablar de esto. Es como destapar una olla de emociones, de vínculos, de recuerdos.

-¿Cómo se expresaría eso?
Villamil: -Por el propio vínculo que cada una tiene con su madre, que es diferente para cada una. No es lo mismo para la mayor que para la del medio, que para la más chica. Es una obra muy emocional, donde los personajes transitan muchos momentos diferentes, donde se abrazan, discuten, lloran, se reconcilian y donde van como de esa manera transitando. Encontrándose con algún tipo de respuesta cada una.

-Pilar, te vemos en personajes muy vehementes, muy eufóricos. ¿Cómo va a ser tu personaje ahora en el teatro?
Gamboa: -¿Vehementes y eufóricos?
-Sí. Todos muy divertidos, muy entrañables. La gente se identifica con vos. Te ama por eso.
Gamboa: -Sí. Dios quiera. Ojalá sea lo que decís. Esta es una obra muy... A mí me interesa mucho porque es muy de actuación, no está sostenida por ningún artificio más que estar ahí en el espacio con Julieta y Soledad, diciéndonos esos textos a la cara y ver qué pasa en el medio, en ese hilo conductor entre los ojos de nosotras. Y ahí está el gran desafío.

-¿Cuál es el gran desafío?
Gamboa: -Generar ese vínculo y ese espacio de la actuación para mí, como el desafío de investigar esa zona con dos compañeras con las que no trabajé nunca. Eso ya me genera una adrenalina y unas ganas de estar en el escenario que me conmueven, que tengo ganas de que empiece esto y que la gente lo complete desde la platea.
-Entonces, ¿cómo va a ser tu personaje? ¿A qué se dedica?
Gamboa: -Voy a hacer un poco de todo lo que dijiste, eufórica y vehemente. El quid de la cuestión en mi personalidad. Es un personaje que tiene 40 y no le apareció la vocación. Entonces, me gustaba eso. Siempre me pareció un infierno no saber lo que te gusta hacer en la vida. Ese estado de frustración y esa marea por la que ella nada es un desafío para poder encarnarlo y transmitirlo. En la obra soy la hermana menor, es que según dicen se cría sola...

-Julieta, parece que Pilar las está culpando un poco, porque también se dice que los hijos menores se crían solos y al cuidado de los mayores...
Díaz: -Sí, por eso tiene una mirada de la madre muy diferente. Decir que se crió sola, es una manera de decir, pero también hay algo de la menor... Que siempre sigue siendo la menor, como la más mimada. Hay algo ahí. Hay un poco de todo.
-¿Vos quién sos en la obra?
Díaz: -Yo soy la del medio. Mi personaje es psiquiatra, la que tiene el rol de explicarles un poco a sus hermanas por dónde va el tema de esta demencia incipiente que aparece en la madre. Y también tiene otra mirada. También la segunda, la del medio, tiene sus mambos. La primera, toda la carga de ser el conejillo de indias.

-¿De qué habla la obra?
Díaz: -Es interesante cómo la obra no solamente habla de qué sucede cuando empezamos a ser un poco padres o madres de nuestros progenitores, sino también qué madre tiene cada una internamente. Es una hora y pico de intimidad en la que la gente va a entrar a ver a estas hermanas teniendo que tomar decisiones en esta crisis. También lo que sucede con los hermanos y las hermanas de poder decirse las cosas más tremendas y contenerse.
-Julieta, ¿qué fue lo que te sedujo particularmente de esta propuesta?
Díaz: -Todo. No había nada que no me pareciera hermoso. Me llamó Adrián Suar en su debut como director teatral. Es una obra escrita por una mujer, joven. Y trabajar con Soledad y con Pilar en el Maipo.

-¿Te gustó el personaje?
Díaz: -El personaje también me seducía todo. También sé cómo es Adrián con sus obras, ¿no? Cuidadoso, contenedor. Pero sobre todo el equipo artístico fue muy seductor para mí.
-Soledad, ¿te intriga saber si ya están agotadas las entradas? ¿Si hay competencias? ¿Si hay guerra de taquillas?
Villamil: -La guerra de taquillas no, pero la taquilla de esta obra en particular sí me interesa.
-¿Porque después de haber ganado un Oscar querés llenar la platea?
Villamil: -No. ¡Porque voy a porcentaje de lo que la taquilla recauda! Obvio que quiero que esté llena y que a la gente le guste, ni hablar. Y me parece que va a ser así. Tengo la sensación de que puede ir muy bien, que tenemos un material que es medio como una bomba, en todo sentido, por todo lo que resumía Juli recién en cuanto a todos los componentes, a la temática. La sensación es que puede llegar a ser algo muy conmovedor para los espectadores.
-Julieta, ¿coincidís con Soledad en que formaron un dream team?
Díaz: -Yo estoy muy feliz de que me hayan llamado para ser parte de este dream team, por supuesto. Me llenó de alegría, de orgullo. Es muy hermoso, además, trabajar de esta manera; con gente que uno admira; que quiere; con tanto oficio. Uno se siente como muy respaldada también. Es una manera maravillosa de poder trabajar.