En la última década, los dramas coreanos o K-dramas dejaron de ser un secreto de Corea del Sur para convertirse en un éxito mundial. Con historias atrapantes, producción de primer nivel y personajes entrañables, las ficciones coreanas lograron conquistar a audiencias de todas partes. Sin embargo, hay un detalle que llama especialmente la atención: la mayoría de estas series tienen exactamente 16 capítulos.
Lejos de ser una casualidad, esta estructura responde a un modelo pensado por la industria audiovisual coreana. A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos o Europa, donde las series pueden tener temporadas abiertas y duraciones variables de hasta 22 episodios por año, en Corea del Sur predomina la fórmula de una sola temporada con principio y final bien definidos.

Eso sí, cada episodio de estas series ronda entre 60 y 80 minutos, lo que ofrece una experiencia cercana a la de una película por entrega. El objetivo es claro: optimizar recursos y mantener al público enganchado sin alargar innecesariamente las historias.
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Para los productores coreanos, con 16 episodios se logra un equilibrio perfecto: ni tan corto como para dejar tramas sin resolver, ni tan largo como para perder la atención de la audiencia, algo que suele suceder con el formato de tira en países como Argentina en los últimos años, donde las productoras locales adoptaron el estilo impuesto por Netflix y Prime video en títulos como Envidiosa, El Eternauta o Iosi, el espía arrepentido.
Además, según un informe de la BBC, muchas producciones se filman casi en tiempo real mientras se emiten, lo que permite ajustar la trama de acuerdo con la reacción de los espectadores. “Si el público no quiere que un personaje muera, podemos modificarlo sobre la marcha. Eso explica los altos niveles de audiencia”, explicó el productor Ma Jung-hoon.

Los K-dramas también buscan competir con redes sociales, videojuegos y otras formas de entretenimiento que exigen inmediatez. Por eso, deben ser directos, dinámicos y cerrar sus historias de manera contundente.
El impacto es tal que, de acuerdo con la Global Hallyu Survey 2025, realizada en 28 países, el contenido cultural coreano –desde series y películas hasta música y moda– sigue en ascenso y es consumido por millones de personas en todo el planeta, tal como muestra el éxito de El Juego del Calamar.
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