Desde la década de los setenta, la comunidad científica internacional se ha mantenido en alerta por el daño progresivo de la capa de ozono, que continúa desarrollándose a medida en que el hombre utiliza sustancias químicas y tóxicas, que impiden su recuperación total.
Ahora, un nuevo estudio publicado esta misma semana en la revista Atmospheric Chemistry and Physics, reveló que la parte inferior de la capa de ozono, situada en zonas no pobladas, no ha estado “cicatrizando” como se pensó anteriormente.
Hace casi 40 años, los expertos en el tema comprendieron las consecuencias de usar productos químicos como Compuestos Clorofluorocarbonados (CFC), es decir, aerosoles y otros tantos utilizados para sistemas de refrigeración.
Lamentablemente, toda la Antártida sufrió el mayor golpe ambiental, debido a la formación de un enorme agujero que no ha parado de crecer. Esa situación aceleró la firma de un tratado internacional en la Convención de Viena, llamado Protocolo de Montreal, a finales de los ochenta.
En él se acordó la protección de la capa de ozono, mediante la supervisión de la producción de sustancias nocivas que llevaron a su agotamiento, en primer lugar. Con el tiempo, y luego de la eliminación de los CFC, la capa de ozono antártico mostró ciertos síntomas de curación.
Sin embargo, la parte de la capa en la estratósfera inferior se ha ido desintegrando de forma paulatina. “En latitudes tropicales y medias, la capa de ozono no ha comenzado a recuperarse todavía. De hecho, es un poco peor hoy que hace 20 años”, destacó William Ball, autor principal del estudio e investigador del Instituto Federal Suizo de Tecnología en Zúrich.
Durante la nueva investigación, apoyada por varios satélites, se estimó la degradación de la capa de ozono en un 0,5% adicional, lo que significa que está en su nivel más alto. El peor daño se mantiene justo en los polos de la Tierra.
“Creemos que sustancias químicas, como removedores de pintura y solventes, estarían atacando la capa de ozono de la estratosfera inferior. En la última década el uso de sustancias de vida muy corta (sus siglas en inglés VSLS) y diclorometano se ha duplicado, y eso es grave. Ahora bien, si el cambio climático que se ha mantenido en la actualidad es otra de las causas principales, hará de este problema algo mucho peor. Deberíamos estar preocupados”, finalizó Ball.