El corrector es una herramienta básica de maquillaje que tiene multitud de usos y resultados rápidos que pueden mejorar hasta el rostro más apagado.
El objetivo de las brochas es cubrir los pequeños defectos sin enterrar la piel en capas y capas de maquillaje forzado. Para ello es necesario conocer las características del producto que se adquiere.
Lo fundamental es que logre camuflar las ojeras, para ello nada más útil que uno cubriente: dará resultado al instante y no se volverá a ver la oscuridad en los ojos en todo el día. La característica que suma más puntos y que favorecerá el buen estado de un área tan delicada, es que tenga un alto poder de hidratación.
Cada mujer es un mundo y, precisamente por ello, las marcas están ampliando su carta de color para abarcar nuevas tonalidades en sus productos que permitan ser aplicados en pieles de todo tipo. En el caso del corrector, si las ojeras tienden hacia el marrón, mejor uno anaranjado; mientras que si el tono se aproxima al azul es preferible un fondo más rosado. Además, debe ser más claro que el tono de base que se utiliza pero tampoco excesivamente blanco porque el impacto no sería nada favorecedor.
Cómo utilizarlo
1. El producto se debe aplicar en el contorno del ojo. Primero se usa la base de maquillaje y se deja libre la zona de las ojeras para pasar el corrector.
2. Es recomendable situarse frente a un espejo con una luz intensa para ubicar las zonas que realmente están oscurecidas y cubrirlas.
3. Evitar abusar en la cantidad que se aplica y utilizar una mínima dosis de polvo para que se fije, sin cuartear.
4. Su capacidad para retocar en segundos no debe usarse para cubrir otras secciones faciales porque el efecto no es duradero.