Kiki Wolhuter, de dos años, siente verdadera fascinación por las hienas. Su simpatía por estos animales salvajes le viene desde la cuna, cuando sus padres, Kim y Saskia, le regalaron un peluche de una hiena. Desde entonces, no se ha separado de él.
La pequeña vive con su familia, en Sango Wildlife Conservancy, Zimbabue, y su padre es un cineasta de vida salvaje experto en hienas, acostumbrado a filmarlas en su hábitat natural desde hace años.
Según Kim, las hienas son criaturas muy inteligentes y, al no alimentarlas, solo acuden a él por afecto y para jugar.
Fuente: DPA.