La cadena estadounidense de comida rápida, Burger King, publicó un polémico anuncio dirigido en un principio al público francés, donde trató un tema desagradable y tabú, como lo es la pena de muerte.
En la publicidad, se narró la historia de cómo un condenado a la silla eléctrica recibía su comida, que por lo general se toma como su último deseo antes de morir.
Cuando el encargado llegó con su pedido, en una pequeña mesita con ruedas, se veía en un plato a la popular Whooper con papas, para placer del convicto.
Uno de los guardias que se encontraba custodiándolo, miró la comida con envidia, así que rápidamente salió de la cárcel y se sentó en el asiento del piloto de un carro estacionado, suponiendo que para ir a comprar una hamburguesa de esa cadena.
El giro de la trama se completó cuando en un acercamiento a la cara del conductor, se observó al condenado quien intercambió ropa con el guardia de prisión, que optó por quedarse en la celda comiéndose el exquisito bocado.
Con esa extraña sorpresa, finaliza el comercial donde incluyeron la frase: “Nada detendrá la pasión por una Whopper”, escogido por los publicistas franceses como el lema de la campaña.
El video generó casi de inmediato un repudio por esa idea, que para algunos usuarios de la plataforma YouTube fue de muy mal gusto.
Por el momento, la publicidad creada por la agencia parisina Buzzman sólo se emite en Francia bajo el título “La última comida”, mientras sigue acumulando un gran rechazo.
Según dijeron sus creadores en un comunicado oficial, sólo pretendían darle un lado chistoso y relajado a un evento como ese. “¿En qué planeta uno intercambiaría roles con un condenado a muerte por una hamburguesa?”, comentó con ironía el portal web Adweek, luego de hacerse público ese oscuro e inusual anuncio.
Un dato interesante es que en Francia se abolió la pena de muerte hace casi 11 años.