Sally Cecilia Hawkins nació en Londres hace 41 años y comenzó su carrera en las tablas a finales del siglo 20. El teatro lo combinó durante un buen tiempo con la radio, mientras que en televisión participó hasta 2016 en 9 series producidas en su natal Gran Bretaña.
Su carrera en el séptimo arte comenzó en el cortometraje Mirror, mirror; y es recordada por los fanáticos de la saga Star Wars, ya que interpretó a “Villager” del Episodio I - La amenaza fantasma.
Pero sin duda, el personaje que la lleva a la fama llegó en 2008 con "Poppy" en Happy-Go-Lucky de Mike Leigh, con quien trabajó en tres oportunidades. Hawkins también trabajó en un par de oportunidades para el célebre director y productor de Hollywood, Woody Allen
Con Happy-Go-Lucky, la afamada actriz alcanzó el Globo de Oro y un Oso de Plata del Festival de Cine de Berlín como Mejor Actriz. Ocho años después, volvió con un difícil pero sensible papel: el drama de Aisling Walsh: Maudie.
Se trata de un drama sobre el fallecido artista popular canadiense Maudie Lewis, quien pintaba cuadros rurales en las paredes, objetos de la casa y todo espacio que tuviera a mano para plasmar su arte.
La actuación de Sally Hawkins es de una gran sensibilidad y llena de detalles, que rechaza lo fácil y apela al más profundo sentimiento de la película.
“Me presenté una semana antes de la filmación”, dijo Ethan Hawke, que interpreta al brusco marido de Lewis, Everett. “... y Sally pintaba tres a cuatro horas al día. Tenía un profesor de baile, ensaya su cuerpo como una persona que sufría de artritis juvenil. Ella estaba perfeccionando su acento canadiense. Se hizo evidente que estaba trabajando con alguien que estaba en un alto nivel de excelencia “, concluyó el actor.
Su última película fue La Forma del Agua, una impactante fantasía de Guillermo del Toro, el mismo director de El Laberinto del Fauno. En este film Sally interpreta a una chica muda que encuentra su alma gemela poco probable: una extraña criatura acuática en cautiverio en el laboratorio donde trabaja. Este trabajo cinematográfico la catapultó por segunda vez en su carrera a las puertas del codiciado premio Oscar, en la categoría de Mejor Actriz.