El uso adecuado de la máscara de pestañas puede ayudar a crear una mirada amplia, sofisticada y seductora, de una manera más natural y sin necesidad de acudir a las pestañas postizas.
Para lograr el mejor efecto, se debe evitar bombear el cepillo dentro y fuera del tubo de máscara. Así únicamente se consigue que entre aire, la fórmula caduque y se seque más rápido. Si hace falta agitarlo, es mejor hacerlo rodar entre las palmas.
Antes de comenzar a maquillar, hay que cuidar que no haya demasiado producto en el extremo del cepillo y el exceso debe eliminarse con un papel, no en la boca del envase.
Para maquillar las pestañas superiores, se deposita el cepillo en la base y se mueve de abajo hacia arriba, con un suave movimiento en zigzag, cubriendo bien la punta. No se deben olvidar las pestañas del rabillo del ojo porque cuando se resaltan ayudan a abrir la mirada.
Las pestañas inferiores se dibujan posando el cepillo en la raíz y moviéndolo de un lado a otro. No hace falta maquillarlas hasta la punta sino que es mejor marcar tan sólo la línea del ojo. Las personas que tengan muchas ojeras deben evitar maquillar las pestañas inferiores.
Al momento de aplicar una segunda capa de máscara, se debe verificar que la primera esté totalmente seca. Si se tienen pestañas muy finas, es mejor que en esta segunda aplicación se maquillen solo las puntas.
Mientras se realiza el maquillaje, hay que tener especial cuidado para que la máscara no entre en contacto con los delicadísimos y siempre sensibles ojos. Y el rizapestañas se debe utilizar antes de colocar la máscara, nunca después porque se romperían fácilmente.
Las máscaras de pestañas, al igual que los lápices de ojos, deben ser de uso exclusivo de cada persona. Una vez abiertas, deben cambiarse cada seis meses como máximo.