Toda su vida Micaela Tinelli (30) convivió con su padre como cualquier otra chica, con la enorme diferencia de que su papá era y todavía es el hombre más exitoso de la televisión argentina. Así es que no le quedó otra que aprender a lidiar con ser el "foco de atención" debido a esa "popularidad heredada" de Marcelo Tinelli.
Lejos de ser un hecho traumático, con el tiempo la empresaria de moda asimiló con "orgullo de ser la hija de… Porque "en definitiva, todos somos hijos de", según reveló en una entrevista con la revista Gente. Así fue que reflexionó respecto de lo que muchas veces se dice de ella o de sus hermanos: "Podemos ser tomados de frívolos o mantenidos. Sabemos que por más independiente que seamos, siempre caerá ese peso. Sí, es verdad que muchas puertas pueden abrirse con más facilidad llevando mi apellido, pero tarde o temprano deberemos dar cuenta del mérito".
"Con el tiempo entendés que la popularidad es un juego que hay que saber jugar".
Así fue que la dueña de la marca de indumentaria femenina Ginebra reconoció: "Ser Tinelli te coloca en la mira, te exige perfección en todo lo que hagas. Y con el tiempo entendés que la popularidad es un juego que hay que saber jugar. Por eso es reconfortante cuando alguien te conoce y se dan cuenta de que cada uno de nosotros realmente tiene sus propios proyectos, sus objetivos, sus medios, y no nos va mal”.
Por otra parte, Mica Tinelli contó el crucial consejo que le dio Marcelo Tinelli: “Papá me enseñó que las críticas, buenas o malas, no son más que ruido. 'Que nunca influencien tu camino', me dijo alguna vez. Naturalmente no creo en la maldad de nadie y jamás me engancho con lo negativo. Es parte de mi personalidad. Un aspecto trabajado durante años. No digo que nada me rose, pero es una cuestión de decisión: ante cualquier conflicto yo elijo qué tomo y qué dejo pasar".