Siempre soñó con pisar fuerte en los medios masivos de comunicación, pero no esperó un milagro ni ser tocada por la varita mágica. Jesica Cirio (34) vio la oportunidad y, tras tomarla, comenzó a trabajar muchísimo para seguir creciendo en el mundo del espectáculo.
A los 17, Leandro Rud le dio la mano y la conductora de La Peña de Morfi comenzó a exigirse cada vez más: quería cumplir con cada objetivo que se ponía. "Vivía explotada. En un día podía grabar un programa, desfilar en una provincia y cerrar un evento en otra. No respiraba, mi única meta era crecer", comenzó diciendo en diálogo con la revista Gente.
"Vivía explotada. No respiraba, mi única meta era crecer".
Gracias al Patinando por un sueño y Bailando por un sueño, Jésica consiguió la popularidad que siempre había anhelado y su trato con los demás cambió. Sincera, habló del "peor error" que cometió en su carrera y reflexionó sobre su forma de ser cuando era más joven.
"Me la creí, me llevé el mundo por delante. Soberbia y sobreexpuesta a cualquier precio. Y todo se me escapó de las manos".
"Me la creí, me llevé el mundo por delante. Soberbia y sobreexpuesta a cualquier precio. Subida al juego mediático de 'ser noticia constantemente para existir'. Y todo se me escapó de las manos", concluyó con sinceridad.