La cita fue en el barrio porteño de Palermo, pegadito al puente subterráneo que da nacimiento a la Avenida Cabildo, y la pista de patinaje era el motivo que me movía para entrevistar a la rubia que hizo de la publicidad de celulares un recuerdo que aun perdura, al menos en mi mente.
Tardó unos quince minutos en llegar pero cuando lo hizo ni le faltó reconocerme. Se había dado cuenta de mi cara de... periodista, bueh pensemos eso mejor. Buena onda con todo el mundo y comienzo de la actividad pero antes una muestra de su baúl o como ella lo llama: "mi oficina". Entre patines, ropa, zapatillas y bolsas tiradas nos cuenta sus planes para hoy: "Primero arranco con el trabajo de precalentamiento y luego me meto de lleno en la pista". Acompañada por Fabio y Mariela, sus entrenadores que a cada paso la iban sosteniendo para prever una posible caída, una Albertario multifunción se las arregló bastante bien para no quedar en offside en plena pista de hielo.
Luego de una hora y media de practica llegó el almuerzo necesario para cargar las pilas y trasladarnos al mundo de la danza. El viaje, en su pequeña criatura, fue tan agradable que no tuve que hacer ningún comentario o chiste machista. Claro, es que no me dio pie. Realmente maneja muy bien y es bastante prudente aunque reconoce: "Mirá, mirá como me encierra. Los colectiveros se piensan que son los dueños de la calle".
Llegar a la escuela de danza la motivó bastante. Una vez en el lugar no tuvo otra reacción que sugerirme: "quedate por acá y tomame muchas fotos". Muchos hombres desearían ver la practica por eso no gastaré más energia en palabras. Pasen y vean a una chica todo terreno.
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