"En el velorio fui recibido con cariño por su hijo Gustavo y sus amigos más íntimos. Ahí le pude dar el beso que no le pude dar en vida. Siento que se fue mi más queridísimo contrincante".
El vínculo de Jorge Rial y Gerardo Sofovich se caracterizó por sus vaivenes: su amistad fue tan intensa como la pelea que los distanció en los últimos años. En más de una oportunidad, el conductor de Intrusos contó que sus hijas, Rocío y Morena, le decían “abuelo” al productor pero una pelea muy mediática los puso en veredas opuestas.
Sin embargo, Jorge no disimuló su tristeza al enterarse de la muerte de Gerardo, el domingo por la mañana a causa de una hemorragia interna, y dijo presente en el velorio que tuvo lugar en la Legislatura Porteña.
Acompañado por Mariana “Loly” Antoniale, a quien se vio muy acongojada en el último adiós de su descubridor artístico, Rial despidió a su examigo. Al día siguiente, en el pase de radio La Red con Luis Novaresio contó cómo vivió ese momento: “Me golpeó, me shockeó, con mucha tristeza pero siento que se fue mi más querido enemigo”.
Cuando Novaresio le preguntó si había hablado con Gerardo en el último tiempo, respondió: “Con él directamente no pero hablé mucho con el hijo y con Esther, la mujer que estuvo a su lado durante 34 años como su mano derecha y siempre hizo todo para que nos juntemos. En su última internación, yo llamaba tres veces por días para saber cómo estaba. Y cuando se despertó Gerardo, le dijeron que había llamado todos los días y él respondió: ‘uy debo haber estado jodido para que Jorge llame’. Vio la nota que le hice a su hijo Gustavo y sé que le encantó”.
“Estábamos para tomar un café pero somos los dos muy cabrones. Muy boludos, con mucho ego y mucha estupidez los dos. Yo más, porque tengo mucho menos nombre que él y tendría que haber propiciado el encuentro”, confesó.
"De todas maneras, soy de la idea de que la muerte no hace bueno a nadie. No voy a decir que era el mejor hombre del mundo: era un cabrón, maltratador y gritón".
Además, contó cómo fue su llegada al velorio: “Ayer llegué muy tarde y en el peor momento porque estaban por despedirlo, por cerrar el cajón, que es una instancia de mucha intimidad. Fui pensando que iba a ser duro, que iba a jugar de visitante con toda la hinchada en contra. Pasó todo lo contrario, fui recibido con cariño por Gustavo y sus amigos más íntimos. Ahí le pude dar el beso que no le pude dar en vida. Siento que se fue mi más queridísimo contrincante”.
Jorge no dudó en elogiar a Gerardo: “Para mí se fue un pedazo de mi infancia, me acompañaron mucho sus ciclos y después de grande cuando lo conocí me pareció muy fuerte sentarme con él. Era muy culto y tenía un gran olfato popular, siempre me sorprendió eso”.
Pero también expresó: “De todas maneras, soy de la idea de que la muerte no hace bueno a nadie. No voy a decir que era el mejor hombre del mundo: era un cabrón, maltratador y gritón. Pero cuando te quería, te quería de verdad, se preocupaba por uno y era muy talentoso. También tenía todo lo demás y yo he visto maltratos muy fuertes. Ese era Gerardo porque uno es entero. Era desde al amigo que te llamaba preocupado hasta el tipo que te basureaba”.