Hace poco llegó a Netflix una nueva miniserie que se convirtió en una de las grandes sorpresas del año.
En solo cinco capítulos reconstruye un caso real que conmocionó a un país entero: el secuestro de dos niños por parte de su propio padre y la desesperada búsqueda de su madre, que recurrió incluso a un exagente del Mossad para recuperarlos.
Basada en el libro autobiográfico de Tamara Trottner, la serie mezcla drama familiar y thriller psicológico, pero lo más impactante es que todo está inspirado en hechos verdaderos.
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Estamos hablando de Nadie nos vio partir, una producción mexicana que desembarcó en la plataforma más popular y todavía la sigue rompiendo.
De qué trata Nadie nos vio partir
El punto de partida es tan simple como perturbador. En los años setenta, un hombre perteneciente a una familia influyente de la comunidad judía mexicana decide llevarse a sus dos hijos en un supuesto viaje temporal. Pero nunca los devuelve.
Desde ese momento, la madre —Valeria Goldberg en la ficción— inicia una lucha titánica para encontrarlos, enfrentándose a un muro de silencio institucional, complicidades familiares y un sistema que no estaba preparado para actuar ante este tipo de delitos.
La serie sigue su recorrido durante años: las gestiones desesperadas, la ayuda internacional que consigue gracias a un contacto con el Mossad y la forma en que logra reconstruir su vida mientras sigue buscando a los chicos.
El relato recupera los puntos más dramáticos de la historia real: la impunidad, la manipulación y la indiferencia social que rodearon el caso.
El fenómeno detrás del éxito
Con solo cinco capítulos, Nadie nos vio partir logró un equilibrio difícil: ser atrapante sin recurrir al morbo. El tono contenido, la ambientación de época y el enfoque humano de los personajes convirtieron la serie en un éxito instantáneo en varios países de América Latina.
La prensa internacional destacó la capacidad del guion para combinar tensión y emoción sin perder de vista el eje central: una madre enfrentada a un sistema que la invisibiliza.
La producción también sorprendió por su calidad técnica —fotografía, música y dirección—, logrando un estándar similar al de los grandes dramas europeos o estadounidenses.
La historia real detrás de la pantalla
El caso que inspiró la serie ocurrió realmente en México y fue relatado por la propia Tamara Trottner en su libro homónimo.
Trottner nació en Ciudad de México y su vida cambió para siempre a los cinco años: su padre la secuestró a ella y a su hermano, Isaac, en 1968, bajo el pretexto de un “viaje” familiar. Fueron separados de su madre cuando eran niños, y vivieron durante años ocultos.
Durante ese periodo residieron en varios países –incluyendo Italia y Sudáfrica– antes de que la operación de búsqueda involucrara a ex-agentes del Mossad y la presión de la comunidad judía para que la justicia interviniera.
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Su madre, Valeria Goldberg, no se rindió: recurrió a todos los recursos posibles para hallarlos.
En el libro de 2024 “Nadie nos vio partir”, Trottner expone la violencia vicaria del secuestro parental, su proceso de reconstrucción personal y la transformación del dolor en voz pública.