Desde su estreno reciente en Netflix, la serie se convirtió en un éxito a nivel mundial. Esas historias que no solo atrapan de principio a fin, sino que desempolvan una dura trama que da para reflexionar.
Sucede que Incontrolables (Wayward en inglés) mezcla de misterio, adolescentes en peligro y un inquietante trasfondo vinculado a las sectas a lo largo de 8 capítulos.
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Quiénes actúan
Mae Martin, quien también es la creadora de la serie, interpreta a Alex Dempsey, una policía que se muda allí con su esposa embarazada Laura (Sarah Gadon). Además, el papel de la carismática y enigmática Evelyn, directora de la institución, recae en la actriz Toni Collette.
También forman parte del elenco Alyvia Alyn Lind (Leila), Sydney Topliffe (Abbie) y Brandon Jay McLaren (Dwayne Andrews).
De qué trata Incontrolables en Netflix
La historia arranca cuando varios adolescentes son secuestrados y llevados a una institución en un pequeño pueblo llamado Tall Pines, donde son recibidos por una misteriosa mujer llamada Evelyn.
Su intención -o al menos es lo que plantea- está determinada a convertirlos en mejores personas, para que puedan graduarse de la institución y ser miembros productivos, obedientes y felices de la sociedad.
Pero nada es lo que parece, dado que Evelyn lejos está de ser una mujer abnegada que quiere ayudar a sus “alumnos”, y su institución tiene un motivo oscuro y claro, que se conecta también con lo que sucede en el pueblo.
La miniserie de suspenso es oscura y tiene algunos giros perturbadores, pero lo más inquietante es que detrás de la ficción hay algo de realidad.
Los hechos reales detrás de Incontrolables
Pese a que no está basada en un caso puntual, Incontrolables sí se inspira en hechos reales: los abusos, humillaciones y torturas de la llamada Troubled Teen Industry, un sistema de instituciones privadas en Estados Unidos que prometía reformar a jóvenes “problemáticos” y terminó siendo denunciado por prácticas violentas y traumáticas.
Muchos adolescentes eran sacados de sus casas durante la madrugada, esposados y trasladados a instituciones donde debían seguir reglas estrictas para poder en un futuro regresar con sus familias.
Paris Hilton se atrevió a hablar públicamente de su experiencia en una de estas escuelas, y justamente Netflix tiene un documental al respecto llamado The Program: Cons, Cults and Kidnapping.
Otro caso es el de la “mamá influencer” Ruby Franke, acusada de cometer abusos brutales contra sus propios hijos, donde también existe una conexión, ya que uno de sus hijos llamado Chad fue enviado a una de estas instituciones. Trabajos duros y largas horas de actividad física, sin suficiente comida o cuidados, formaban parte de su rutina.
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Pero como fue sugerido, no solo eso. Algunos testimonios hablan de golpes, de falta de sueño, insultos, gritos, rituales e incluso abusos sexuales, y de intentos por desacreditar a quienes hablaban al respecto, buscando convencer a los padres de que sus hijos eran mentirosos.
A propósito, un punto clave que torna más escalofriante todavía la trama es que no se trata de secuestros, sino de un plan en el que los propios padres están informados de (casi) todo.