El Mundial Rusia 2018 está cerca de comenzar. Ya se siente la buena vibra de los amantes del fútbol, pero qué sería de ese magno evento sin la chispa del público, o de aquellos que se atreven a hacer sus predicciones sobre quienes tienen la posibilidad de levantar la tan ansiada Copa FIFA.
Y no, no hablamos de personas con poderes psíquicos o algo parecido. Nos referimos a seres peculiares que inesperadamente acertaron en varios resultados del torneo, como ocurrió con el querido pulpo Paul del Sea Life Oberhuasen, ¿Recuerdan?.
Ese cefalópodo adquirió una enorme fama, cuando predijo correctamente lo que pasaría en ocho partidos alemanes, durante el Mundial Sudáfrica 2010. Ese amiguito tuvo una actuación impecable, y desveló el destino de la oncena de Joachim Löw, para bien o mal.
La locura y admiración por Paul alcanzó tal punto que sus “predicciones” se transmitían en directo, transformándolo en un fenómeno de las redes sociales. Marcó tendencia en Twitter con el hashtag PaulTheOctopus, y hasta le compusieron un tema en tributo a sus “poderes predictivos genuinos”.
No fue una exageración decir que Paul eclipsó a jugadores como Cristiano Ronaldo o Wayne Rooney… y eso no es poco. Pero, para el juego de Alemania vs. España, Paul no tuvo miedo en decir que los teutones caerían, lo que fue un desastre.
Podía verse en la Web amenazas de muerte contra el pobre pulpo. Muchos sugirieron que debían “freírlo en el sartén”. Tristemente, la predicción se hizo realidad y España pasó a jugar la final con Holanda. Antes del gran día, Paul mostró preferencia por la furia roja, frente al que fue un equipo invicto y decidido a llevarse a casa el premio mayor.
El gol de Andrés Iniesta derrumbó el sueño de los países bajos, e indirectamente catapultó a Paul como un gran oráculo animal. Todo terminó cuando el 26 de octubre de 2010 encontraron al pulpo muerto en su tanque.
Europa, en especial Alemania sintió su pérdida, y el acuario de Oberhausen erigió un monumento a Paul donde reposan sus cenizas. Tras él, otros animales “psíquicos” buscaron igualar en vano su hazaña, como una tortuga marina de Brasil, un erizo tailandés, una nutria japonesa y el simpático Shaheen: un famoso “camello clarividente” de Dubái.
Paul entretuvo y encantó a grandes y chicos. Pese a su “corta carrera” en el mundo deportivo, sigue siendo una figura icónica e inusual en la historia de los mundiales. ¡Sos grande, Paul!.