La nave espacial Juno fue lanzada al espacio en 2011 y gira alrededor del gigante gaseoso Júpiter desde 2016, con la finalidad de captar lo que se esconde bajo las densas nubes de amoníaco. En esta oportunidad, la nave detectó una importante cantidad de huracanes en cada uno de los polos del planeta.
Con base en las observaciones de la sonda orbital Juno de la NASA, cuatro equipos internacionales de investigación divulgaron que en el polo norte de Júpiter hay nueve ciclones y seis sobre el polo sur, con velocidades que superan los 350 km/h. Los expertos también informaron que la atmósfera del gigante gaseoso es mucho más profunda de lo que muchos creían.
También fueron publicados otros estudios en la revista Nature, en los que se vieron corrientes de chorro entrecruzadas que surcan el planeta de este a oeste, y penetran miles de kilómetros por debajo de las nubes visibles. De igual manera, las mediciones exactas del campo gravitatorio desigual de Júpiter permitieron al científico Yohai Kaspi y a sus colegas del Instituto Weizmann en Rehovot en Israel, calcular que la profundidad de las corrientes era de unos 3.000 kilómetros.
Asimismo, los científicos aseguraron que una mejor comprensión de estas corrientes de chorro y el campo gravitatorio les permitirá descifrar con más precisión el núcleo de Júpiter.
Jonathan Fortney, de la Universidad de California en Santa Cruz, quien no participó de la investigación, dijo que las conclusiones eran "extremadamente sólidas" y revelan que "las mediciones de alta precisión del campo gravitatorio de un planeta pueden usarse para responder a interrogantes sobre la dinámica planetaria profunda".
Otros científicos satisfechos por estos hallazgos son Glenn Orton y Fachreddin Tabataba-Vakili, investigadores del Laboratorio de Propulsión a Chorro de NASA y participantes del estudio, quienes dijeron que estos descubrimientos "muestran a Júpiter desde una nueva perspectiva", desconocida antes de Juno.