El perfume es un aroma delicado que trae consigo confianza y empoderamiento para las mujeres y los hombres. Aunque cada uno puede tener su manera particular de aplicarlo, existen algunas recomendaciones que se pueden seguir para prolongar su permanencia en el cuerpo.
Guardarlo en un lugar apropiado
Es cierto que el diseño de los envases de las fragancias forma parte de su encanto y es un regalo para la vista, pero exponerlos a la luz y a los cambios constantes de temperatura terminará dañando el contenido.
Hidratar la piel antes de perfumarse
Aunque lo ideal es aplicarse un producto de la misma línea del perfume elegido, no siempre es posible. Aplicar crema o loción sin fragancia sobre la piel antes del perfume evitará poner a competir los aromas y la hidratación prolongará los efectos.
No frotar la piel al aplicarse la fragancia
Si se frota la piel se pierden las primeras notas que conforman el perfume y se disminuye la duración del aroma sobre la piel, que suele ser gradual, gracias al resto de las notas que lo conforman.
Aplicar con cuidado y en zonas estratégicas
El cuello, el cabello, la parte interna de los brazos y el escote suelen ser las áreas del cuerpo más recomendadas para rociar la fragancia. Se debe hacer en cantidades moderadas porque hay componentes de los perfumes, como el alcohol, que pueden resecar la piel o mancharla al contacto con el sol. Aplicar sobre la ropa también resulta efectivo para alargar el efecto, aunque hay tejidos que pueden dañarse.
Elegir el mejor para cada persona
Un perfume puede tener mucha fama, ganar premios y resultar exquisito en otras personas, pero la última palabra la tiene la piel. Para elegir, se debe aplicar sobre la piel, no frotar y esperar que seque. Es la química que haya entre las notas del perfume y la piel la que dictará el veredicto.