Equipo conocido, dupla aceitada, miradas cómplices y química en pantalla. Se trata de la cuarta vez que Julieta Díaz (39) y Adrián Suar (49) se ponen en la piel de una pareja de ficción y ¡valga la coincidencia! vuelven a interpretar a un matrimonio en crisis.
Se divierten juntos, manejan un código común y eso se nota a la hora de sentarse en una butaca a ver El fútbol o yo, el estreno nacional más atrayente de la semana.
"Me encanta que Adrián nos piense juntos para trabajar. Hay algo de nuestros colores, de nuestros estilos de actuación que va bien. Es la cuarta vez que trabajamos juntos y sigue funcionando, hay algo de mucha verdad y fresco. Puede ser por el cariño, la confianza y algo como de un 'nervio' de la pareja que siempre está en crisis".
Luego de El año que viene a la misma hora en teatro, Dos más dos en cine y Silencios de familia en televisión, esta vez Julieta y Adrián protagonizan esta fresca comedia cuyo gancho es el fútbol. Antes, la actriz charló con Ciudad en una entrevista informal y divertida.
-¿Te sentís una de las actrices "fetiche" de Adrián?
-No me gusta mucho la palabra "fetiche" porque no sabés bien qué quiere decir, ja, ja. Pero me encanta que él nos piense juntos. También tiene que ver que trabajamos durante diez años o más, yo como actriz y él como productor. Armamos una relación en la que él proponía y yo lo seguía, o después proponía yo y él me seguía. Trabajamos muy bien y cuando apareció la posibilidad de trabajar juntos como pareja, enseguida empezamos a llevarnos muy bien, desde los ensayos hubo mucha química actoral. Hay algo de nuestros colores, de nuestros estilos de actuación que va bien. Es la cuarta vez que trabajamos juntos y sigue funcionando, hay mucha verdad y frescura. Puede ser por el cariño, la confianza y después son cosas medio inexplicables esas duplas, como le pasa a Adrián con Guillermo Francella.
-Pedro, el personaje de Suar, tiene una obsesión, una adicción con el fútbol. ¿En qué aspecto de tu vida te pasa que tenés que frenar un poquito porque le dedicás mucho tiempo?
-(Piensa) Soy una persona que no puede quedarse mucho tiempo sin hacer algo, se me llena la agenda fácil. Y si la tengo muy alivianada, me voy metiendo cosas y abuso un poco de eso. Después termino teniendo cosas para hacer cada media hora, llegando tarde... Trato de no ponerme tantas cosas en el día, sobre todo cuando no estoy filmando o con un trabajo más diario, ahí sí trato de conectar con otras cosas.
-En un momento de la película, tu personaje le da un ultimátum a su pareja, ¿te pasó?
-A veces lo ultimátums son internos, algo como "esto así no va más". Son dinámicas que uno arma con el otro, con la pareja, con la gente del laburo o mecanismos que uno arma por su personalidad, mecanismos no muy sanos que uno termina diciendo "esto no lo quiero más". Yo tengo mucha terapia encima ja, ja, ja. Creo que hay que empezar por uno y qué es lo que se puede cambiar. A veces el otro está para decirte algunas cosas como "che, no te llenes la agenda tanto". O "pará un poco con el fútbol". A veces uno realmente necesita decirle al otro algo que no va y con razón, pero es un balance. A veces es muy necesario un ultimátum del otro.
"Estoy en pareja hace 10 años, pero no sé cuál es el secreto... Lo que te puedo decir es que la paciencia es fundamental, no ponerse ansioso para resolver las discusiones. Es un difícil balance entre no tirar la mugre debajo de la alfombra pero tampoco es necesario hablar del problema que tenemos ahora ya hasta las tres de la mañana para resolverlo. (...) Mi marido, por ejemplo, necesita tiempo. Yo necesito otras cosas, ja, ja, como hablar de las cosas".
"Para que una pareja funcione hay que tratar de dominar la ansiedad de resolver todo ya; yo aprendí a irme a domir peleada y poner paños fríos"
-¿Ahí radica el secreto de la vida en pareja?
-Mirá, yo no sé cuál es el secreto... Lo que te puedo decir es que la paciencia es fundamental, no ponerse ansioso para resolver las discusiones. Es un difícil balance entre no tirar la mugre debajo de la alfombra, pero tampoco es necesario hablar del problema que tenemos ahora, ¡ya!, hasta las tres de la mañana. Porque las mujeres somos tipo "no te vas a dormir hasta que resolvamos, porque yo..." y el chabón está desnucado roncando. O sea, es muy común que las minas no podamos irnos a dormir sin resolver uno de estos temas y yo aprendí a irme a dormir peleada y diciendo "bueno, ahora hay que poner paños fríos". Al principio me iba con bronca, pero después de diez años aprendí a irme a dormir y descansar para hablar bien al otro día. Mi marido, por ejemplo, necesita tiempo. Yo necesito hablar de las cosas ja ja. Pero él, como es más calentón, necesita procesar y cuando procesa siempre charla mucho mejor que si yo lo apuro, entonces las peores peleas son cuando lo apuro. Hay algo de eso, de encontrar el momento y no hablar en caliente. Ni hacerse el boludo, ni la ansiedad de resolver ya. Hay que entender los contextos, por ejemplo, cuando uno recién tiene un hijo está todo muy movilizado, hay diversas crisis personales por enfermedades de familiares, por un problema en el trabajo y uno tiene que saber leer esas situaciones.
-Tanto en Silencios de familia como ahora en El fútbol o yo te tocaron papeles en los que hacés de madre de adolescentes. ¿Cómo te ves en ese rol y cómo sos con Elena, tu hijita de casi tres años?
-Ahora cumplo 40 y podría ser perfectamente madre de adolescentes, pero yo tuve a mi hija de grande, a los 37, y ella está por cumplir tres años ahora. Lo llevo bien, siempre fui bastante maternal con mis compañeros y por supuesto con los actores que hacen de mis hijos siempre, es medio inevitable. A los adolescentes y a los de 20 los veo como posibles hijos. Además de que soy madre, es una edad que está muy lejos de mí. Y con Elena es otro balance difícil. Yo fui madre de grande e hice siempre lo que quise, fui muy independiente, entonces es un balance entre el sentimiento de que tener un hijo es lo más importante y que querés darle todo, pero que antes yo era muy independiente. En mi caso, si no estoy atenta se me llena la agenda y paralelamente tengo una nena chiquita. Hay que encontrar ese equilibrio porque laburo fuera de mi casa, además de laburar en mi casa... esto lo digo defendiendo el trabajo de las amas de casa que son las que más laburan.
-¿Y qué es lo que más disfrutás en ese universo privado que es tu casa?
-Me gusta jugar con ella, estar atenta, bañarla, estar con ella... y se pone contenta. Los chicos te devuelven, es un lugar común pero es así. Cuando estás molida y de repente te sonríe y te agarra para darte un beso, todo cobra valor.
Fotos: Movilpress.