La historia de amor del personaje de Luciano Castro en Los ricos no piden permiso tuvo un vuelco importante en el capítulo del lunes, ya que cayó rendido en los brazos del personaje de Juana Viale. Si bien Rafael (Castro) sospechaba de Luciana (Viale), se dejó llevar por la situación, le preparó un trago alcohólico y le hizo masajes en los pies.
Sin vueltas, la bella morocha que reclama parte de la millonaria herencia de Inés, se lanzó sobre el fornido capataz: "El trago está rico, pero no está tan fuerte como vos. Pero no lo voy a tomar, porque quiero que me mimes". Así, cumplieron sus más íntimos y desenfrenados deseos sobre un sillón.
Aunque cuando menos lo esperaban, Ana (Sabrina Garciarena) fue a encarar a Luciana para arreglar sus diferencias personales. Entonces, cuando ingresó en la casa de huéspedes de Santa Elena, encontró infraganti a su acérrima enemiga desnuda sobre Rafael. Ahí quedó claro para los personajes de Luciano y Garciarena que la relación entre ellos no estaba terminada, ya que ella enfureció de celos y él lamentó haber herido sus sentimientos.