Emilio Disi, sin tabúes a la hora de hablar de la muerte: "Si pudiera elegir la forma, me encantaría que fuera un infarto y ni enterarme"
El capocómico brindó una nota para la revista Pronto donde contó cómo repercutió en su familia los falsos titulares sobre su supuesta muerte y aventuró cómo se imagina sus últimos momentos con vida.
Tiempo atrás, en Twitter comenzó a circular en la noticia (falsa) de la supuesta muerte de Emilio Disi (73). Y si bien la espantosa ¿broma? fue desmentida casi de inmediato, fue un momento muy difícil tanto para él como para su familia. Ahora, en una entrevista con la revista Pronto, el capocómico se animó a hablar de cómo le gustaría que fueran sus últimos días de vida.
"Cuando me dieron por muerto en las redes lo tomé horrible. Más que por mí, que me impresionó y mucho, me jodió por mi familia y por la gente que me quiere. Un amigo de Mar del Plata, Pedro, estaba en el Aeroparque y le agarró un ataque de llanto. A mis nietos, un ataque de histeria. El dolor de ellos fue más fuerte que lo que sentí yo", expresó en diálogo con el semanario.
"Fue rarísimo. Si te lo dicen cara a cara es una cosa. Pero verlo escrito te impresiona mucho más. Me shockeó, fue una cosa muy rara. Decía, 'Falleció el actor y director Emilio Disi', en título catástrofe. Se me puso la piel de gallina y todo lo que no me había conmovido con los llamados, se me revolvió al verlo escrito", agregó.
"El día que la muerte me toque el timbre, le voy a gritar de adentro, '¡No estoy!'. Si pudiera elegirla, me encantaría que fuera un infarto y ni enterarme".
Por otro lado, reconoció que pensar en la muerte no es algo que le preocupe: "No le tengo nada de miedo a la muerte. Nada de nada. Sé que inevitablemente va a llegar y aunque no soy fatalista, va a suceder. La humanidad entera se está adaptando un poco a eso. Se está naturalizando el tema; antes era más tabú. Fijate que casi no hay más velorios; son muy pocos y por lo general se los cierra a las nueve de la noche, se abre a la mañana siguiente y se lleva al cementario. Antes, de diez muertos se cremaba sólo uno y ahora la ecuación es al revés".
"El día que la muerte me toque el timbre, le voy a gritar de adentro '¡No estoy!'; y si pudiera elegirla, me encantaría que fuera un infarto y ni enterarme. Eso es lo ideal. Con mi viejo viví dos años su enfermedad y sufrir al pedo no me gustaría. Es de gusto sufrir si sabés que te vas a morir", continuó.
Por último Emilio dio detalles de cómo le gustaría que lo recuerden: "Como en la vida cotidiana. Me para cualquier cantidad de gente por día para sacarse una foto y todos me dicen, 'Gracias por haberme hecho reír toda la vida'. Listo, cartón lleno. No puedo pedir nada más. Viene gente caminando de frente, me mira y se ríe. Siento que la misión está cumplida", finalizó.
Los comentarios publicados en ciudad.com.ar podrán ser reproducidos parcial o totalmente
en la pantalla de Ciudad Magazine, como así también las imágenes de los autores.