Entre los pecados capitales en los que muchas veces caemos, la gula es uno de los más frecuentes y parece de los más inofensivos. Quizá sea lo que le sucede a Sammy Stacey que con apenas 16 años pesa 146 kilos, lejos de los preceptos de la moda que impone la sociedad consumista.
Pero no sólo se queda ahí, parece que para sacarle provecho a su pasión por la comida, Sammy quiere ser campeona mundial de lucha sumo, la tradicional arte marcial de que practican los japoneses. Ya desde los 14 años logró ser la primera estudiante occidental en ingresar a una academia de sumo en Japón. Es que ella en realidad es nacida en Queensland, Australia y se fue a vivir recientemente al archipielago.
Mientras muchas chicas adolescentes están obsesionadas con ser flacas, Sammy Stacey estaba feliz por haberse convertido en la primera inglesa en ingresar a una prestigiosa escuela de sumo japonesa. “Cuando estaba empezando, tenía que levantarme a las 5 de la mañana para prepararle el desayuno al resto. Nadie hablaba inglés y no entendía ni siquiera lo que se decía en las lecciones”, confesó a The Sun.
Pero para poder dar con el peso ideal que le pedían sus instructores, Stacey tuvo que hacer un esfuerzo adicional y comer alimentos suficientes para completar una dieta de 5.000 calorías diarias, el doble de lo que recomiendan los expertos para una vida saludable. Así ingresó a la Escuela Secundaria Tottori Johoku luego de coronarse con el Campeonato Mundial de Sumo de Estonia
Con el tiempo, Stacey empezó a gozar de una mejor categorización dentro de la institución, algo clave para librarse de las tareas del hogar. La adolescente entró a la Escuela Secundaria Tottori Johoku tras ganar el Campeonato Mundial de Sumo de Estonia.
Pero, tras casi seis meses de formación, extrañó su hogar y resolvió volver con su familia. “Cuando la vimos nos sorprendimos. Le costaba moverse y se veía infeliz”, aseguró su papá. Decisión de la que se arrepentirá por mucho tiempo, ya que al poco tiempo la Federación de Sumo de Australia, la expulsó. “Mi corazón está roto. Amo el sumo y ahora no podré volver a competir”. De todas formas, Sammy aun mantiene el sueño intacto.