La industria de los complementos sexuales no deja nada en el olvido. No hay tendencia, gusto u obsesión para los que no sean capaces de crear un imaginativo y práctico producto que hará subir tu temperatura por las nubes, logrará sorprender a tu pareja, etc, etc.
Casi sin querer me encontré con la lencería comestible. Qué recuerdos aquellos, muchacha, cuando el novio te arrancaba la tanga con los dientes. Toda esa lycra y algodón desmenuzados en un arrebato de pasión. Pero no más. Estamos en los tiempos más modernos que existieron hasta ahora y tenemos corpiños, bombachas y hasta un extraño modelo de calzón de caramelos. Además, algunas prendas están hechas sin azúcar, así que no atentan contra tu dieta. Golosos, sí, gordos jamás.
Se publicitan en las casas de juguetes eróticos. Estamos de acuerdo en que no son prendas como para llevarlas todo el día. La cosa, me imagino, se puede volver un poco pegajosa debajo de la ropa. Pero está ahí la opción para veladas especiales, ¿por qué no?
Caramelitos, sí, redonditos. O de esos tipo yumi, osea, gomitas. Y hasta modelos de chocolate. Para lamer, relamer, masticar y tragar las prendas interiores de tu amad@. ¡Cuánta golosina para un bombón como vos! No sé, ya me estoy imaginando cosas. Cuidado con levantar temperatura muy rápidamente a ver si se deshace el conjuntito y se nos derrite la sorpresa.