Suena tan ridículo como evidente es su utilidad. A quién no se le ha abrojado en los gemelos un can desesperado alguna vez. Cuántos perritos intentan saciar sus instintos en coquetos almohadones o con descangayados ositos de peluche. Ahora la propuesta es que puedan satisfacer sus necesidades en una perrita de plástico que, además tiene la ventaja de contar con un oportuno huequito en el que el can puede depositar su eyaculación sin mayores dificultades ¡y es muy fácil de limpiar!
Es que la preocupación de quienes fabricaron a la Doggie Lover Doll fue que los perros en celo buscan, se frotan, se excitan, pero no logran tener un orgasmo (no tienen manitos como nosotros que les permitan masturbarse), así que cabe imaginar que andan bastante frustrados. En cambio esta maravilla plástica, que por supuesto no ladra, tiene una vagina de silicona que le permitirá al perro terminar la faena con gran placer.
El Doggie Lover Doll acaba de ser lanzado para Brasil en la 8ª Pet South America celebrada en San Pablo. Viene en tres tamaños, pequeña, mediana y grande, para conformar a todas las razas. Aparentemente los perros que ya la usaron, lograron mejorar su calidad de vida, tienen menos ansiedad y andan menos preocupados por marcar su territorio (entendemos que dejan de hacer pis por todos lados). Esperamos en Argentina que las amantes siliconadas lleguen pronto para nuestros canes. ¿O es una locura total?