La X7675 de Lexmark tiene como único inconveniente su tamaño. Sin ser una mole como los equipos profesionales que se usan en las oficinas, hay que pensar en un buen lugar para acomodar al equipo en el hogar.
Sin embargo, una vez instalada, va a pasar casi desapercibida. Casi todas las funciones que realiza las hace en un silencio casi religioso, por lo que hay que acordarse de mirar si ya terminó su trabajo segundos después de haberlo enviado a procesar.
Pero primero lo primero. Al sacarla de la caja, lo único que se debe hacer es instalar el programa controlador, enchufarla y conectarla a la PC vía puerto USB. No hay muchos secretos más. La mayoría de las opciones son fácilmente configurables desde la pantalla LCD que trae, sin demasiados secretos.
A la hora de imprimir, los colores salen con buena calidad para ser una impresora con sólo dos cartuchos. El tema aquí no es tanto la calidad, que es bastante buena con el papel adecuado, sino la cantidad. La vida útil de los cartuchos no es demasiada, sobretodo si se la exige con fotos a todo color o con variedad de impresiones negro y color. Lo bueno es, precisamente, que utiliza sólo dos cartuchos, accesibles en lo económico y cómodamente cambiables.
Otros puntos importantes: imprime en doble faz, trae puerto para casi todas las tarjetas de memoria conocidas y pict bridge, para imprimir desde la cámara. Eso sí, a no esperar que sea un Usain Bolt, el corredor jamaiquino campeón mundial que bate todos los récords de velocidad. Se toma su tiempo para cada impresión, especialmente con imágenes complejas.
La atracción principal, por supuesto, es el Wi-Fi. Por su corpulencia, esta opción no se puede comprobar a menos que haya una red instalada en casa, porque resulta un poco complicada de poner en una mochila para llevarla a algún lugar con conexión inalámbrica. Una vez conectada, sin embargo, la respuesta es satisfactoria,
A nivel escáner, hace el trabajo en forma rápida y confiable, brindando desde la pantalla de la propia impresora opciones para el formato de archivo que se creará. Eso gracias a un inteligente y cómodo software OCR.
Como fax, el teclado numérico que trae en el frente lo convierte en algo simple de manejar, como si fuera una teléfono, sin necesidad de depender exclusivamente del software incluso para el marcado.
Más allá de la multiplicidad de opciones para conectarla y para imprimir, resulta extraño que no traiga Bluetooth, al menos no directamente. Para aprovechar este ya casi estándar de transmisión inalámbrica, es necesario conseguir un adaptador.