Lo invitaron a una fiesta. Aceptó. Conoció una prostituta. Se enamoró. Empezaron a realizar espectáculos de sexo en vivo para que ella abandonara los clasificados algo así como el Café Concert, pero porno-. Esa fue su gran escuela. El director del Festival Erótico de Barcelona (FICEB) lo vio en uno de esos shows y le dio la oportunidad de filmar su primera película. El actor italiano Rocco Siffredi, una leyenda del cine triple X, lo apadrinó y lo llevó a los Estados Unidos. Así podría resumirse el comienzo de la carrera de Ignacio Jordá González, más conocido como Nacho Vidal, el pornostar español, y uno de los más importantes del mundo, que llegó a la Argentina para participar de la primera edición del Festival Erótico de Buenos Aires (FICEBA), que tuvo lugar en Costa Salguero la semana pasada.
¿Qué recordás de la primera película que hiciste?
Que tenía 21 años y que fui el único chico de la película que empalmaba (que lograba la erección) y tuve que follarme a todas las actrices. En esa época no había muchos actores ni existía el viagra: funcionabas o no funcionabas. Por eso digo que soy una vaca sagrada. Fueron tres días en los que hice todas las escenas.
Viniendo del live show porno, no tenías problemas con el tema de la inhibición.
Estaba curadísimo. Hacer teatro fue como la universidad del cine porno. Estoy acostumbrado a estar frente a tres mil personas que te gritan "fóllatela, fóllatela". Los demás están acostumbrados a cinco o seis personas en un set, donde nadie hace ruido. Es otra matemática en tu cabeza. Quizás esa es una de las claves por las que he trabajado tanto y he logrado hacerme un nombre.
Pero, ¿como te preparabas para estar delante de tanta gente y mentalizarte que debías excitarte?
Cuando estás en live show te mentalizas. Cuando estás en cine, todo es animal, más corporal. Lo que quieras sentir lo puedes hacer porque estás solo, pero en el teatro en vivo es todo control mental, es saber que tienes que estar ahí y olvidarte que si no empalmas te gritan "maricón, maricón".
Abriste la puerta a muchos hispanos en el mercado norteamericano.
Sí, totalmente. Lo mejor es he logrado que se vea a los actores pornos como seres humanos y no como animales o como penes sin cerebro. Somos personas que tenemos una hipoteca, una familia, pareja, hijos, problemas como cualquier otro. Eso ha hecho que se abran muchas puertas para que actores españoles vayan allá a trabajar y, sobre todo, para que después sean reconocidos en su país como estrellas porno.
¿Hoy ya no existe ese prejuicio?
No. Ahora hay una cantera que antes no existía. Antes éramos tres, ahora somos 25 actores por lo menos.
¿La valoración de un actor porno pasa estrictamente por la medida de su pene?
Como productor y director lo que quiero es un pene que tenga las condiciones básicas: que se vea. Que tenga un tamaño considerable, de unos 13 a 17 centímetros. Pero lo que realmente necesito es que el actor sepa qué hacer con la mujer, que no me pregunte a mí. Que yo sea un espectador y filme lo que él haga. Necesito un tipo que sepa llevarme la escena sin que le diga "bueno ahora cambiá de postura".
¿Vos eras de dominar la escena?
Desde que empecé a trabajar, nunca nadie me ha dicho nada. Yo hago una escena en 45 minutos cuando otros la hacen en 3 o 4 horas porque no saben cómo ponerse, cómo mostrar. Al venir del teatro siempre tienes que mostrar al público, entonces sé donde está la cámara sin buscarla y sé que si está detrás tengo que levantar la pierna, por ejemplo. A un actor quiero decirle "acción" y "corten", y que ya haya hecho todo.
¿Disfrutás cuando hacés las películas?
Siempre intento disfrutar cuando trabajo. De ahí viene el éxito de cualquier persona que se dedica a lo que sea. Una persona que jamás disfruta de lo que hace, nunca puede considerarse un artista.
Existe la fantasía de que durante la filmación de una porno, el estudio es una gran orgía. ¿Cuánto hay de cierto?
En mis rodajes, sí pasa. Intento que la casa donde estamos rodando sea la casa Playboy, que las chicas se paseen desnudas y se estén follando entre ellas para que se cree ese ambiente que luego se ve reflejado en mis películas. Yo lo hago, no quiere decir que todos.
¿Cuál es la vida útil de un porno star?
La que tú quieras tener, la que la gente te quiera dar. Ron Jeremy tiene 50 años y sigue trabajando, Rocco tiene 44 y también...
¿Cómo ves el boom del porno amateur?
Me parece fantástico porque todos quieren ver follar a la vecinita de al lado, ver cómo lo hace. A todos nos atrae la chica que pasa por delante de nosotros, esa chica sencilla sin maquillaje ni mansión, como en las películas. A mí me encanta ver a una mujer con vello púbico y, en la pornografía, desgraciadamente casi ninguna tiene.