Si tus anteojos ya no se ven tan claros como antes, no siempre la culpa es de la vista. Con el uso diario, los cristales se llenan de huellas, polvo y rayitas que hacen ver todo un poco más opaco. Pero no hace falta correr a la óptica ni gastar en líquidos importados: el arreglo puede estar en la cocina.
Con solo dos ingredientes comunes -vinagre blanco y bicarbonato de sodio- se puede dejar los lentes como nuevos. Es un truco casero que no falla, ideal para quienes usan anteojos todo el día y buscan una solución rápida, barata y sin químicos agresivos.
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El secreto está en cómo se combinan: el vinagre limpia y desinfecta, el bicarbonato pule con suavidad, y juntos forman una mezcla capaz de eliminar marcas sin dañar los cristales ni los recubrimientos especiales.
Por qué funciona esta mezcla
El vinagre blanco es un clásico de la limpieza del hogar. Disuelve grasa, elimina bacterias y deja las superficies relucientes sin necesidad de frotar demasiado. En los lentes, cumple la misma función: limpia sin dañar.

El bicarbonato, en cambio, tiene un toque abrasivo justo: lo suficiente como para suavizar rayitas y manchas, pero sin dejar marcas nuevas. Cuando se combinan, la mezcla hace una ligera efervescencia que ayuda a despegar la suciedad y devolverle el brillo al vidrio.
Además de ser efectivos, son productos que casi todos tenemos en casa. No hay que gastar ni correr riesgos con limpiadores que pueden arruinar los cristales con el tiempo.
Cómo preparar la mezcla paso a paso
El proceso es simple, rápido y no necesitás nada que no tengas ya en la cocina.
Vas a necesitar:
- 1 parte de vinagre blanco
- 1 parte de agua
- 1 cucharadita de bicarbonato de sodio por cada taza de líquido
Cómo se hace:
- Mezclá el vinagre y el agua en un recipiente chico.
- Sumale el bicarbonato de a poco (va a hacer un poco de espuma, es normal).
- Mojá un paño suave o de microfibra en la mezcla y escurrilo bien.
- Pasalo con movimientos circulares sobre los cristales, sin apretar demasiado.
- Enjuagá con agua tibia y secá con otro paño limpio.
En menos de cinco minutos los lentes quedan limpios, sin rayas y con un brillo que parece nuevo.
Qué hacer si el vidrio está roto o muy dañado
Si el cristal ya está fisurado o directamente roto, ahí sí no hay truco que lo salve. Lo mejor es evitar usarlo y llevarlo a una óptica. Un vidrio dañado puede lastimar o deformar la visión, y tratar de arreglarlo en casa puede empeorar el problema.

En el caso de los lentes de cámara o de sol, también conviene consultar con un técnico especializado. A veces se puede reemplazar solo el vidrio, pero otras es necesario cambiar todo el lente.
Lo importante es no seguir usándolos rotos ni intentar pegarlos, porque eso puede afectar la montura o los recubrimientos protectores.
Un truco casero que vale la pena
Mantener los lentes limpios y sin rayas no es solo una cuestión estética: también mejora la visión y evita dolores de cabeza o cansancio visual. Y si encima se puede lograr con dos ingredientes simples, mejor todavía.
El vinagre y el bicarbonato son una dupla imbatible para limpiar, cuidar y prolongar la vida útil de los anteojos sin gastar de más ni usar químicos fuertes.
Así que antes de pensar en cambiarlos, probá este método casero. En pocos minutos vas a notar la diferencia: lentes más limpios, visión más clara y la satisfacción de haberlo solucionado con lo que tenías en casa.



