La China Suárez ha tenido historias de amor formales con Nicolás Cabré, Benjamín Vicuña y Mauro Icardi, y en todos los casos, ellos estaban en pareja.
Los tres episodios colocaron a la actriz en el centro de la escena como símbolo mediático de un mismo patrón: la atracción hacia lo prohibido.
La psicogenealogía, disciplina que estudia cómo las experiencias de nuestros ancestros influyen en los patrones afectivos, sostiene que ciertas repeticiones en la vida amorosa pueden tener raíces familiares mucho más profundas.

LA PSICOGENEALOGÍA DETRÁS DE LA CHINA SUÁREZ
Según un informe de PRONTO, no se trata solo de decisiones individuales, sino de una lealtad inconsciente hacia el clan familiar.
Muchas veces, detrás de estas elecciones aparecen historias no contadas: abuelas que vivieron romances clandestinos, madres que amaron en silencio o generaciones enteras marcadas por secretos y pérdidas. La repetición sería, en realidad, una forma de “dar visibilidad” a esos vínculos ocultos.
Los especialistas indican que frases no dichas como “en mi familia nadie fue elegido” o “yo provoco caos para pertenecer” pueden actuar desde el inconsciente y llevar a una mujer a elegir sistemáticamente parejas comprometidas.
Es un intento de reparación que, en la práctica, vuelve a generar el mismo dolor que vivieron otras mujeres del árbol genealógico.

La psicogenealogía sostiene que se puede cortar el ciclo. El camino comienza revisando el pasado familiar, hablando de los secretos y reconociendo lo que antes se callaba.
Poner palabras a esas experiencias ocultas permite liberar a las nuevas generaciones del mandato de repetir.
Elegir una pareja emocionalmente disponible no sería entonces solo un acto de amor personal, sino también un gesto de libertad frente al peso de la historia familiar.