El tango perdió a uno de sus referentes más emblemáticos: Osvaldo Piro, reconocido bandoneonista, director y compositor, murió a los 88 años, dejando un vacío inmenso en el mundo de la música popular argentina.
Si bien no trascendieron detalles oficiales sobre la causa de su fallecimiento, la noticia generó una profunda conmoción en el ambiente artístico nacional.
Figura central del tango instrumental, Piro fue un artista integral: ejecutante sensible, arreglador meticuloso y autor de obras memorables como Azulnoche y Octubre, piezas que hoy integran el repertorio esencial del género.
Su carrera se caracterizó por una intensa actividad local e internacional, con presentaciones en países como Japón, Francia, Alemania, Brasil y Suecia —donde incluso dirigió en la Academia de Música de Estocolmo—, consolidándolo como un verdadero embajador del tango argentino en el mundo.
De La Paternal al mundo: una vida dedicada al bandoneón
Nacido el 1 de enero de 1937 en el barrio porteño de La Paternal, Osvaldo Carlos Piro se inició en la música desde temprana edad.
Se formó con los maestros Félix Cordisco y Domingo Mattio, este último integrante de la mítica orquesta de Aníbal Troilo. A los 15 años debutó con la orquesta de Ricardo Pedevilla, y poco después se unió a la agrupación de Alfredo Gobbi, donde permaneció seis años.
En 1964 integró la orquesta de Fulvio Salamanca y, ese mismo año, fundó su propia formación, con la que emprendió giras nacionales e internacionales y se ganó el reconocimiento del público y la crítica.
En la década del sesenta llegó por primera vez a Córdoba para presentarse en un festival en el Valle de Punilla, y esa experiencia marcaría un antes y un después en su vida.
Tanto fue el impacto que Piro decidió radicarse definitivamente en Córdoba, provincia a la que describía como “su lugar en el mundo” y que terminó siendo el escenario de gran parte de su vida personal y profesional.
Un legado que trasciende generaciones
Además de su prolífica carrera como intérprete, Piro compuso música para teatro (Un tal Servando Gómez, 1974), televisión (El Sur, basado en el cuento de Borges) y cine (Maradona il Napoli, Francia, 1986).
Entre 2001 y 2004 condujo un programa en Radio Nacional, y fue director de la Orquesta Nacional de Música Argentina (1994–2000) y de la Orquesta Provincial de Música Ciudadana de Córdoba (2003–2009). También fue invitado frecuente de la Orquesta del Tango de Buenos Aires y de la Metropolitana de Córdoba.
Su obra fue reconocida con múltiples premios: la Palma de Oro del Festival de La Falda (1965), los premios Martín Fierro (1966), SADAIC (1992 y 1999), Min-On en Tokio (1997) y los prestigiosos Premios Konex (1985 y 1995). En 1995 fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
Osvaldo Piro no solo deja una huella artística, sino también una escuela de sensibilidad y excelencia. Su vida fue un testimonio del compromiso con la cultura popular argentina y su legado continuará sonando en cada tango que cruce fronteras.