La relación entre Andrea Pietra y Daniel Grinbank tiene todos los ingredientes de una gran historia romántica: un encuentro inesperado, música de fondo y una conexión que con el tiempo se transformó en una de las parejas más estables del espectáculo argentino. Están juntos desde 1998, pero su historia comenzó casi como una anécdota accidental.
Todo empezó cuando Andrea fue a ver un show de La Cubana acompañada por su amigo Alejandro Fiore. Fue él quien se animó a pedirle al productor del espectáculo, Daniel Grinbank, un “favorcito”: entradas para ver a los Rolling Stones, banda que el empresario había traído al país.
Andrea, que en ese momento no tenía idea de quién era él, lo saludó sin darle demasiada importancia. Sin embargo, al día siguiente recibió una invitación inesperada: asistir a varios de los shows de la banda británica en el estadio de River.
La historia de amor de Andrea Pietra y Daniel Grinbank
En el último recital de los Stones, Pietra quiso agradecer la atención. Desde el estacionamiento, lo llamó. Y lo que pasó quedó grabado en su memoria. “Salió de atrás de un micro con una camiseta de Independiente, colorado, transpirando… ¡se me cayó al piso con ese look!”, recordó entre risas.
Fue ahí donde, según cuenta, nació realmente el vínculo que luego se convirtió en una historia de amor.

Durante los tres meses siguientes compartieron cenas, charlas y caminatas, pero sin besos ni abrazos. “Se la hice difícil”, confesó la actriz.
“Me quería abrazar y yo le decía que no”. Todo cambió el 8 de mayo de 1998, fecha que marcó el inicio oficial de una relación que, desde entonces, no ha hecho más que fortalecerse.

La llegada de Any a la vida de Andrea Pietra y Daniel Grinbank
Pese a convivir hace años, Andrea y Daniel nunca se casaron. “Por cábala”, asegura Pietra, quien prefiere no tentar a la suerte: “Conozco muchas parejas que se casaron después de años juntos y se separaron a los pocos meses. ¿Para qué arriesgar?”.
Según ella, la clave es “charlar, entenderse y también saber cuándo tomar distancia, como lo hicimos durante la cuarentena”.

Juntos construyeron una familia sólida, con la adopción de Stephanie (Any), su hija nacida en Haití. Aunque mantienen un perfil reservado, no dudan en mostrar el cariño y respeto que se tienen.
“Siempre fui muy descuidado con mis relaciones sociales”, admitió Grinbank en una entrevista. “Yo me alejo y pienso que está todo bien”. Pero Andrea, con su mirada cómplice, siempre supo cómo acercarse nuevamente.
Una historia sin flashes, pero con cimientos fuertes, que demuestra que el amor real no necesita escándalos ni grandes gestos públicos: solo tiempo, confianza y mucho diálogo.