Facundo Arana regresa a la ficción diaria de la mano de Adrián Suar y de Pol-ka, productora de la que se fue –prácticamente- dando un portazo por su difícil relación con Julio Chávez en Farsantes.
"Se armó una reunión entre Adrián y yo, a la que fui a agradecerle por convocarme y nada más", dijo sobre su vuelta al trabajo en Pol-ka.
Esta vez vuelve para ser el protagonista de Día y Noche, la nueva apuesta policial de Suar. "Se armó una reunión entre Adrián y yo, a la que fui a agradecerle por convocarme y nada más. Me preguntó si tenía ganas de volver a trabajar, y le dije que sí, con toda mi alma. Sin vueltas y sin drama. El drama sirve para ponerles muchas palabras a las cosas", dijo Facundo al diario Perfil comunicando que su regreso a Pol-ka no es para nada traumática, a pesar de inesperada su salida.
Aunque tiene 24 años de trayectoria que lo avalan -en la que la mayoría de sus pares lo califican como un gran compañero-, en el último tiempo se vio envuelto en escándalos y cruces polémicos, como con Maju Lozano, situaciones que lo hicieron mostrar los dientes.
"Hoy me puedo dar el lujo de plantarme ante cualquiera y no me importa quién sea, porque ya tengo la edad y además tengo la mano bien pesada".
"No son aguas donde estoy acostumbrado a nadar. Cosas importantes pasan en el mundo. Esto es parte del show. Pero esa parte del show no me gusta. ¿Me divirtió? No. ¿Qué hice? No navegué. Me callé, me crucé de brazos y me quedé quietito. La realidad viene después. Después vienen los hechos, y todo lo que se dijo quedó expuesto. Dejé que pasara el tiempo y la realidad habló", dijo, optando por evitar los conflictos.
En dicha sintonía, consecuente con el decir y el hacer, Facundo recordó una publicación que hizo un periodista (cuyo nombre Arana no menciona) en la que hablaba de que él había ganado un Martín Fierro –por Yago- por haber padecido cáncer. Sus palabras le quedaron en su memoria, y no lo perdona: "Hoy me puedo dar el lujo de plantarme ante cualquiera y no me importa quién sea, porque ya tengo la edad y además tengo la mano bien pesada para que cualquiera que rompe los quinotos, que viene a dibujar algo, con su escultura, que viene a ser peyorativo, le bajo los dientes. Con la misma bondad con que les acaricio la cabeza a mis hijos antes de ir a dormir. Digo, coherencia", concluyó.
¡Un hombre sin vueltas!