Los famosos de Hollywood “mueren” por ser, al menos invitados, a la entrega de los Premios Oscar, ¡imaginen lo que harían por ganarlo! Pero hay excepciones.
Por eso, Jennifer Lawrence ha sorprendido a todos con sus más recientes declaraciones. La actriz de 22 años, que ganó la estatuilla en la última ceremonia por su rol en El lado bueno de las cosas, confesó que se sentía incómoda teniendo el premio en su hogar de Los Angeles porque le transmitía “sensaciones negativas”.
La estatuilla fue a parar a la casa de sus padres en Kentucky. Nada raro… si no fuera por la explicación de Jennifer: “Mis papás se lo llevaron a Kentucky porque me sentía muy rara teniéndolo en exposición en mi casa. Si alguien viene, no quiero que me recuerden por eso. Desprende una cierta energía negativa”, aseguró a la prensa. ¡Una caso inédito!